Ca n'Andalet: del cultivo de hortalizas al plantel de profesionales
La historia de la masía se remonta al siglo XVII, cuando la familia Grasses compró la propiedad al canónigo de la Seu de Barcelona
21 abril, 2021 00:00Noticias relacionadas
Se llamaba Eudald Bernet, pero todos le conocían como l’Andalet. Era el masovero de una masía que con el tiempo acabó tomando su nombre. De Ca n’Andalet se tienen noticias desde el siglo XVIII, pero su historia empezó mucho antes. Primero fue Can Ventura y después Can Mariner del Coll, hasta que Hermenegild Grasses, en 1675, le compró la propiedad al canónigo de la Seu de Barcelona, Jeroni de Francolí.
Y así pasó de generación en generación de la familia Grasses hasta 1831, cuando Joaquim Grasses la vendió a Josep Xinxó. ¿Os suena? Pues sí, el pasaje Xinxó, muy cerca de la masía que debe su nombre a este propietario, miembro de una familia acomodada de Barcelona, que la reformó y adaptó a sus necesidades, otorgándole su aspecto actual. Su hijo y heredero, Francesc Josep Xinxó murió en 1923, y su esposa, Pilar García, dos años después. Pero el matrimonio no tenía familia directa, y la propiedad le cayó en herencia a Pere Bernet, hijo de l’Andalet, el masovero.
CASA DE TRES PLANTAS
Ca n’Andalet forma parte del Inventario del Patrimonio Arquitectónico Catalán, pero es imposible permanecer intacto durante más de cuatro siglos, así que ha sufrido reformas en varias ocasiones. Es una casa de tres plantas con galería porticada lateral: la planta baja estaba ocupada por los masoveros y, en ella, se guardaban las herramientas de cultivo; la segunda era la planta noble, y en la tercera estaba la buhardilla.
Hasta los años 50 del siglo pasado, la masía mantuvo cierta actividad agrícola. En sus tierras se cultivaban hortalizas y plantas de jardín que se vendían en el mercado de Horta. Y algún vecino recuerda aún haber ido de niño a comprar allí huevos hasta finales de los 60.
SEDE DE BARCELONA ACTIVA
Después vinieron años peores y la casa estuvo en riesgo de derribo, hasta que pasó a ser propiedad municipal y en 1994 resurgió de sus cenizas habilitada como sede de Barcelona Activa. Ca n’Andalet puso sus tierras en barbecho y se dedicó a cultivar la cualificación profesional de personas en paro; colgó los aperos y los cambió por formación ocupacional y ciclos formativos.
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