Entre las calles Lluís Montadas y la avenida del Tibidabo, en el interior de una parcela ocupada por un enorme jardín, el arquitecto Joan Rubió i Bellver levantó, entre 1906 y 1907, la Casa Casacuberta.
El proyecto fue un encargo de Hermenegild Casacuberta. Destaca por la riqueza y la variedad de las puertas y ventanas, características de la obra de ese arquitecto, uno de los últimos miembros del modernismo, que fue discípulo y ayudante de Gaudí. Sí trabajó con el gran maestro entre 1893 y 1905 con el gran maestro en la Sagrada Familia, la Casa Batlló y el Park Güell, antes de ser elegido regidor del Ayuntamiento de Barcelona en 1905.
A DOS NIVELES
Una de las características singulares de esta casa es que está construida en un terreno a dos niveles con entrada por la calle Montadas a pie de calle, mientras en la avenida Tibidabo emerge elevada por encima del muro de contención hecho de piedra con arcos ojivales de ladrillo visto de estilo modernista, como la escalera rectilínea por la que se accede en esta parte.
Cada fachada es única, ya que presentan varios cuerpos y volúmenes diferentes en cada una de ellas y con un acabado bastante austero. En la planta baja destacan grandes aperturas de vidrio y ventanas con un pequeño balcón sin voladizo. En la primera y en la segunda planta, en cambio, cuenta con grandes balcones y dos tribunas sin cubrir, y las aperturas están rematadas con un dintel ondulante. Al margen de la exagerada sobreelevación de la casa, que le otorga un gran protagonismo, llaman la atención los coronamientos de las fachadas, rematadas por grandes aleros y tejados a dos, a tres y a cuatro aguas.
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