Barcelona está llena de establecimientos emblemáticos, entre los cuales no pueden faltar los restaurantes. La capital catalana destaca por su tradición gastronómica y hay varios locales que, con cientos de años de historia, mantienen su esencia desde el primer día.
Desde humildes bares de tapas hasta grandiosos locales de renombre, en la ciudad hay una amplia oferta de cocina tradicional para conquistar a los paladares más exigentes. Además, más allá de sus exquisitos platos elaborados "a la antigua", la mayoría de establecimientos mantienen su fachada original y una decoración que traslada a sus comensales a la Barcelona de hace unos cuantos siglos atrás.
Desde Metrópoli hemos recopilado los cinco restaurantes más antiguos para que, con la progresiva recuperación de la normalidad en el sector, los barceloneses puedan disfrutar de la gastronomía mediterránea que tanto define a la ciudad.
CAN CULLERETES
Can Culleretes destaca entre todos los establecimientos porque está considerado por el Libro Guinness de los Récords como el más antiguo de Barcelona y el segundo de España, pues encendió sus fogones en 1786.
El establecimiento está en pleno centro de Ciutat Vella, concretamente en el número 5 de la calle de Quintana. Todo tipo de artistas, desde músicos hasta políticos, han pasado por el establecimiento para degustar sus exquisitos canelones –uno de sus platos estrella– o sus característicos postres.
INICIOS DEL RESTAURANTE
Actualmente, las copropietarias son las hermanas Agut Manubens, Montse y Alicia. Según han informado desde Can Culleretes a Metrópoli, actualmente son sus propios hijos los que están trabajando en el local, por lo que sigue siendo un negocio tan familiar y cercano como el primer día.
Can Culleretes nació tras el éxito en los fogones de una portera de un convento cercano, explica Montse Agut. En sus inicios repartía la comida por una ventanilla, pero cuando la demanda fue aumentando, colocó las dos primeras mesas de la historia del mítico restaurante.
Detrás del nombre Can Culleretes también hay una explicación curiosa: proviene de la dedicación de un camarero para atender a todos los comensales. Noies, culleretes! –¡Chicas, cucharillas!–, gritaba el trabajador para que las trabajadoras de ese entonces las tuviesen preparadas cada vez que las necesitaban sus comensales.
CAN RAMONET
Otro de los restaurantes más antiguos de la ciudad está en la Barceloneta, donde resiste un local histórico que enaltece su historia para "ofrecer una cuidadosa cocina mediterránea" con el mar como gran protagonista.
Se trata de Can Ramonet, un restaurante ubicado en la que se dice que es la primera casa que se construyó en el barrio de la Barceloneta, en 1753. Empezó como un almacén de vino, y rápidamente se transformó en una taberna de pescadores.
UN RESTAURANTE "DE TODA LA VIDA"
Can Ramonet es un restaurante que mira al pasado "pero vive en el presente", por lo que apuesta por aportar un toque de modernidad a sus platos caseros.
Concretamente, se encuentra en el número 17 de la calle de Maquinista, en pleno corazón del barrio. Entre sus platos más clásicos están la bomba del abuelo Ramón, las albóndigas con sepia y guisantes de la yaya Ramona o sus características gambas de la Barceloneta a la plancha.
LOS CARACOLES
Sirviendo comidas desde 1835, el restaurante Los caracoles es otro de los más antiguos de Barcelona. Se trata de un establecimiento totalmente familiar, que ha pasado de padres a hijos durante cinco generaciones.
Si algo caracteriza a Los caracoles es que, desde el primer momento en que los comensales entran por su puerta, el ambiente del local –con paredes llenas de fotos antiguas– se trasladan a la Barcelona del siglo XIX.
PLATOS ESTRELLA
Se encuentra en el Gòtic, concretamente en el número 14 de la calle dels Escudellers. Fue fundado por la familia Bofarull, por lo que también se conoce como Can Bofarull –su nombre original–.
La popularidad de sus caracoles hizo que, con el tiempo, adoptara su nombre actual. Este establecimiento también ha sido frecuentado por grandes personalidades de todo el mundo, atraídos por la historia del local. Además, son poseedores de la Medalla al Mérito Turístico por su esplendida ubicación y su atractivo.
Cocina casera y tradicional en Los Caracoles / LOS CARACOLES
SET PORTES
El Set Portes, ubicado en el número 14 del paseo de Isabel II lleva 185 años cocinando en Barcelona. Ha sido el lugar elegido para celebrar importantes eventos culturales, al mismo tiempo que ha acogido a miles de familias que, generación tras generación, han ido a este emblemático restaurante de la ciudad a disfrutar de sus platos.
Abrió sus puertas en 1836, y una de sus características distintivas es que cuenta con obras de arte de pintores de renombre como Pablo Picasso, Antoni Tàpies o Milton Glaser.
TRADICIÓN Y VANGUARDIA
Pese a su larga historia en la ciudad, actualmente apuestan por combinar tradición y vanguardia en sus fogones. En el 7 Portes, apuestan por el sabor tradicional "combinando con la cocina actual y moderna".
Los arroces son una de sus grandes especialidades desde sus inicios. Además, también destacan por la calidad de sus carnes, pescados y mariscos y, para terminar la experiencia en el restaurante, los comensales podrán degustar alguno de sus tres postres característicos: mousse cremosa de chocolate negro, flan o crema catalana.
QUATRE GATS 1897
Se sirve comida y bebida a todas horas. Con este reclamo, el Quatre Gats es uno de los grandes protagonistas de la calle de Montsió desde el 1896. Lugar de encuentro de los mejores pintores, escultores, poetas y arquitectos de la Barcelona del siglo XIX, este establecimiento nació como una cervecería en la que llegaron a organizar importantes exposiciones de arte. De hecho, Pablo Picasso hizo allí su primera muestra individual de la historia en febrero de 1900.
El local es, sin duda, uno de los lugares de referencia del modernismo catalán. El hostelero de la cerveceria Pere Romeu se vio obligado a cerrar sus puertas en 1903 por la cantidad de deudas a las que se enfrentaba.
"VOLVEMOS Y VOLVEMOS"
Tras muchos años de parón, el Quatre Gats reabrió como bar restaurante en 1970 a cargo de los empresarios Pere Moto, Ricard Alsina y Ana Verdaguer. Desde 1989, el restaurante está en manos de Josep María Ferré.
Por ello, el lema con el que se identifican es Tornem i retornem –Volvemos y volvemos–, una expresión muy acertada en estos tiempos de pandemia en la que los restaurantes han estado con la persiana bajada durante meses. A día de hoy, la cerveza sigue siendo una de las grandes protagonistas y apuestan por acompañarlas con tapas caseras como los buñuelos o las croquetas de bacalao.