La felicidad es un concepto subjetivo que se ha ido asociando con diferentes factores en función de cada momento de la historia. Lo que sí está claro es que se trata de un estado que todo el mundo desea alcanzar y que es el óptimo para tener una buena calidad de vida. La OMS la define como un estado que transita desde “la ausencia de enfermedad o minusvalía”, al “estado completo de bienestar físico, psíquico y social”.

A esta definición, más adelante se añadió el concepto de bienestar “como la consecuencia de un funcionamiento psicológico pleno a partir del cual la persona desarrolla todo su potencial”. De hecho, existen muchas evidencias en el campo médico sobre los aspectos psicológicos positivos del bienestar, incluidas las emociones positivas, el optimismo y la satisfacción con la vida, como protectores para las enfermedades cardiovasculares (ECV) y la longevidad.

ESTÍMULOS EMOCIONALES

En este sentido, la doctora Maria Panelo, médico adjunta del servicio de Cardiología del Hospital Universitari General de Catalunya, explica sobre cómo la felicidad contribuye a proteger la salud.

“Se relaciona el bienestar positivo con una mejor salud cardiovascular, una menor incidencia de ECV en poblaciones sanas y un menor riesgo de resultados adversos en pacientes con enfermedad cardiovascular existente”, explica la especialista. Son atributos psicológicos emocionales o cognitivos favorables, como el afecto positivo (es decir, las emociones positivas) y el optimismo.

BIENESTAR POSITIVO

El bienestar no es simplemente la ausencia de una enfermedad mental ni es lo opuesto a constructos psicológicos negativos como la depresión. Aunque los factores psicológicos positivos y negativos están inversamente correlacionados, según apunta la doctora Panelo, el bienestar positivo a menudo sigue siendo un predictor independiente de los resultados de salud posteriores después de tener en cuenta la depresión o el afecto negativo.

FACTORES PSICOLÓGICOS Y SOCIALES

Hoy en día, favorecido por la difusión de las redes sociales y el modelo del consumismo, se exalta el hedonismo, el placer como sinónimo de bienestar. Sin embargo- añade la "eudaimonía" es una forma más profunda de bienestar relacionada con el significado y la realización del verdadero potencial de un individuo (p. ej., propósito en la vida, crecimiento personal) y otros constructos de bienestar, como el optimismo y la vitalidad emocional, están fuertemente asociados con los resultados cardiovasculares favorables”.

La doctora también destaca que el bienestar positivo está entrelazado con factores psicológicos y sociales relacionados, como el apoyo social, que también son importantes para la salud cardiovascular y el tratamiento de la enfermedad.

PREVIENE LA ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR

Según numerosos estudios, las personas con vitalidad y optimismo tienen un 20-30% menos de riesgo de enfermedad coronaria, la satisfacción en los dominios de la vida reduce el riesgo de angina. El optimismo predice una menor incidencia de insuficiencia cardíaca. “Tener un propósito en la vida se asocia con una reducción del riesgo de accidente cerebrovascular, la vitalidad emocional y el afecto positivo también protegen del ictus'', añade la doctora.

DISMINUYE RIESGO DE INFARTO

Tener un propósito en la vida disminuye el riesgo de infarto de miocardio en pacientes que ya tienen cardiopatía coronaria. El afecto positivo reduce los infartos y la mortalidad en pacientes con stents coronarios.

El optimismo reduce los reingresos en los pacientes intervenidos de bypasses coronarios, predice un mejor estado de salud física, y mejores comportamientos de salud después del síndrome coronario agudo.

PROLONGA LA VIDA

El afecto positivo, la satisfacción con la vida y el bienestar eudaimónico (el buen espítitu) protegen la longevidad; las personas con mayor propósito en la vida vivían más que sus contrapartes con menos propósito, incluso independientemente de las influencias del afecto positivo, el afecto negativo y las relaciones sociales positivas.

Las asociaciones entre el bienestar positivo y los resultados de las enfermedades cardiovasculares están mediadas en gran medida por mejores comportamientos de salud (p. ej. actividad física, sueño, dieta, no fumar y adherencia a la medicación). “El bienestar positivo también está relacionado con un mejor funcionamiento inmunológico, neuroendocrino y cardiovascular, además de una menor reactividad al estrés y habilidades de afrontamiento adaptativas”, explica la médico adjunta del servicio de Cardiología del Hospital Universitari General de Catalunya.

Además, la especialista apunta que es importante saber que las enfermedades cardiovasculares no se producen ni se curan por el estado de ánimo: “El médico puede ayudar a entender los determinantes de su salud y actuar sobre ellos, con medicación y con procedimientos que en el caso de la cardiología son muy amplios”. “Sin embargo, trabajar en nuestra propia auténtica felicidad y la de nuestros seres queridos reporta beneficios de salud para nosotros y para nuestra sociedad”, indica la doctora.

Noticias relacionadas