Esbelta y elegante, tan modernista ella. Ahí donde la veis, La Torre de las Aguas de Dos Rius fue el primer edificio visible desde abajo, en la silueta del Tibidabo. A finales del siglo XIX se inició el proceso de urbanización de la montaña con el fin de sembrar de nuevas residencias y construcciones el camino de Vallvidrera.

Fue entonces cuando la Sociedad promotora del Tibidabo, le encargó a Josep Amargós la construcción de esta monumental torre que debía servir para para almacenar y bombear las aguas de Dos Rius al Parque de Atracciones y a las futuras residencias.

GRAN TORRE

En pleno apogeo modernista, Amargós diseñó una torre al gusto de los cánones arquitectónicos de moda, que no defraudó. De hecho, un año después de finalizadas las obras, ganó el primer premio del Concurso Anual de Edificios Artísticos de 1905.

La torre octogonal, anclada sobre una base cilíndrica, mide 53 metros de altura y 10 metros de diámetro. Está construida con ladrillo visto y piedra natural. Sobre el pedestal, la torre se levanta en tres cuerpos, el último, coronado con dos miradores de hierro forjado y una cúpula.

ASCENSOR ELÉCTRICO

En el cuerpo central combina una decoración que combina las aperturas verticales rematadas con arcos de medio punto y los ojos de buey. Su edad no está reñida con la modernidad. Ojo al dato, esta vieja dama de más de 120 años cuenta en su interior con uno de los primeros ascensores eléctricos

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