El resurgir del pasaje de las Manufactures

Cuatro metros, ese es el desnivel que separa el plano de Barcelona de las zonas deltaicas y litorales. No es ciencia ficción: según el mapa geotécnico de Barcelona, "hay un talud inclinado, que se puede seguido en muchos lugares, si bien el desarrollo urbano ha tendido a hacerlo desaparecer en el centro de la ciudad". Y el pasaje de las Manufacturas es una muestra de ello: sus escaleras interiores conectan la calle de Trafalgar con Sant Pere més Baix salvando ni más ni menos que un desnivel de cuatro metros. 

Pero el pasaje es mucho más que una huella delatora de este secreto de la orografía barcelonesa. Es también un testigo del tiempo y el recuerdo de que, como su nombre indica, hubo un tiempo en que el centro neurálgico del textil barcelonés se ubicó justamente aquí. De hecho, antes de adquirir su nombre actual se llamaba pasaje de la Indústria. Aunque popularmente, a finales del siglo XIX, era conocido como el pasaje d’en Cirici, por Joan Cirici, el fabricante de tejidos que construyó, en 1878, el edificio en el que quedaba integrado este corredor.

ESPACIO RECUPERADO

Aquí se concentraron bares, comunidades de vecinos, administraciones de lotería y fábricas, hasta que la actividad dio paso al abandono. Pero quizá sea cierto eso de que “el tiempo lo acaba poniendo todo en su lugar” porque hace algunos años el pasaje volvió a la vida. Actualmente es un espacio privado de uso público que une dos edificios catalogados: el de Trafalgar, donde se ubica el Yurbban Passage Hotel & Spa y el de Sant Pere més Alt.

Bajo la supervisión de patrimonio y el Institut de Paisatge Urbà, se instaló un nuevo pavimento similar a la piedra de Montjuïc, se decaparon las paredes en busca de sus colores originales y se recuperaron los techos artesonados de escayola en la entrada de Sant Pere més Alt. Y no, no brilla con el mismo esplendor que en sus orígenes, pero ha ganado luz y es transitable todos los días de 08.00 horas a 23.00 horas.

ALBERGA UNA INTERESANTE ESCULTURA

También ha incorporado una escultura: Petjades, de Antoni Yranzo. En la entrada del pasaje por Trafalgar, donde empieza el primer tramo de escaleras, unas pisadas en el techo acompañan a quien se adentra en el pasaje. Representan la esencia del pasaje y recuerdan que este es un lugar de paso para los viandantes, pero también un espacio de los barceloneses.

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