Aplicación ornamenal del mosaico a partir de fragmentos cerámicos –básicamente azulejos–, unidos con argamasa, muy habitual y característico en la arquitectura modernista catalana. Esta sería más o menos, la definición de trencadís. Y eso precisamente, un mosaico de grandes dimensiones elaborado con una llamativa versión de la técnica del trencadís cubre la fachada del número 4 de la calle de Elkano, en el Poble-sec.

NACIMIENTO DEL 'TRENCADÍS'

La técnica del trencadís se utilizó por primera vez en el llamador de la entrada de la finca Güell, en la avenida de Pedralbes de Barcelona. Lo cierto es que los arquitectos modernistas ya utilizaban habitualmente baldosas cerámicas en sus decoraciones, pero no de la manera que lo popularizó y perfeccionó Antonio Gaudí. El gran genio del modernismo fue el creador de un sistema considerado inédito hasta entonces.

Cuenta una anécdota que un día Gaudí fue al taller de Lluis Bru, ceramista de referencia en la época, y al ver cómo colocaban las piezas cogió una baldosa y una maceta, la rompió y exclamó: “A puñados se tienen que poner, si no, no acabaremos nunca”. Y así nació la inimitable técnica del trencadísSe non è vero, è ben trovato.

Para el trencadís, Gaudí utilizaba material desechable de la fábrica Pujol i Bausis ubicada en Esplugues de Llobregat, fragmentos de platos y tazas de café de loza blanca. Y para conseguir cromatismo, cerámica esmaltada de vivos colores, una solución destinada a lograr el máximo efecto de brillo cuando la luz incide en las composiciones.

"PATCHWORK" DE MOTIVOS Y COLORES

Pues bien, esa parece la técnica que utilizó el arquitecto del edificio de la calle de Elkano, construido en 1900 y de autor desconocido. Un edificio de esos que no estarán nunca en ningún catálogo de patrimonio arquitectónico, pero que son enormemente populares. Cuenta con planta baja y cinco pisos de altura, pero lo que sin duda llama la atención es su colorida fachada. Toda ella forma un mosaico de considerables dimensiones a base solo de azulejos de cerámica esmaltada del siglo XIX, de formas irregulares, que forman un curioso patchwork” de motivos y colores aleatorios.

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