No tiene nombre propio ni autor o arquitecto reconocido, pero está declarado como bien de cultural de interés local. Ubicado en el número 34 de la calle de Tapioles, este edificio de viviendas plurifamiliar construido entre medianeras, consta de planta baja, cinco pisos y azotea.

Desde luego, no pasa desapercibido. Su fachada está decorada con esgrafiados de color verde sobre fondo salmón combinado con frisos de ladrillo y también esgrafiados marrones sobre fondo verde.

TODO TIPO DE DETALLES

En la planta baja destacan tres puertas adinteladas flanqueadas por pilares. Dos espirales que recuerdan a los capitales jónicos los decoran. A partir del primer piso, hay cuatro aberturas por planta que se abren a un balcón corrido con la barandilla de hierro forjado y losa apoyada sobre ménsulas.

 A partir del segundo piso las dos puertas centrales se abren a un balcón corrido parecidas a las del primer piso, mientras las de los extremos se convierten en puertas balconeras con barandilla de piedra calada decorada con motivos circulares y vegetales. Los dinteles y las jambas de las aberturas están decoradas con relieves vegetales. Desde abajo, en contrapicado, impone la potente cornisa que corona su fachada, apoyada sobre ménsulas con decoración de palmetas.

Relieves vegetales de la joya modernista ubicada en la calle de Tapioles, 34 foto detalle 01

JOYA MODERNISTA

Construida después de 1900, la casa de Tapioles, 34, es otra joya modernista oculta en un barrio arquitectónicamente de casas humildes. Un barrio enmarcado entre la avenida del Paral·lel y la montaña de Montjuïc, y entre el puerto y la plaza de España que, a solo 20 minutos caminando de la plaza de Catalunya, fue en realidad el primer ensanche de Barcelona hasta que Ildefons Cerdà proyectó la reforma urbanística en 1859.

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