¿Cómo se maneja la Cultura, qué tratos se hace con ella? El debate en Barcelona es oportuno, con la polémica suscitada por el festival de música Primavera Sound, y por los proyectos que se han quedado por el camino, como el Hermitage, difícil de recuperar ahora con la guerra en Ucrania, a manos de Rusia. ¿Hay lecciones que se puedan aprender en la Barcelona de Ada Colau? Algunas. Las que compartieron este jueves en el patio del CCCB dos maestros, el filósofo Nuccio Ordine y el catedrático de Literatura, Antonio Monegal, moderados por la experta en Literatura Comparada, Marilena de Chiara. Los dos cargaron contra la “mercantilización de la Cultura”, con una pasión inusitada, que fue aplaudida por los asistentes, entre ellos el escritor y crítico literario Jordi Llavina.

El debate en el CCCB, que dirige Judith Carrera, buscaba una reflexión sobre la Cultura, con mayúsculas, como caja de herramientas para manejarse en una sociedad cada vez más compleja. Antonio Monegal, que coordina el Máster en Estudios Comparados de Literatura en la Universitat Pompeu Fabra, deslizó el gran debate en la ciudad: “Podríamos tomar como objeto la propia Barcelona, que está sometida a cuestión”, para centrarlo todo, sin embargo, en el amplio concepto que supone la Cultura.

CONTRA EL LENGUAJE FINANCIERO

Con el manejo de citas y un enorme poder de conexión con el público –gracias a sus dotes de profesor—Ordine quiso ‘salvar’ la Cultura de la “mercantilización”, con una crítica severa a que las carreras universitarias, y, en general, todos los estudios, se centren “en el dinero que se podrá ganar después”. Señaló que Dickens ya advirtió de ello cuando en Tiempos Difíciles fijó como director de una escuela, en la ciudad obrera de Coketown, a un banquero, junto con un pedagogo. Y censuró que las asignaturas que se escogen contabilicen como “créditos”, con un lenguaje financiero.

Asistentes en el patio del CCCB al debate entre Antonio Manegal y Nuccio Ordine / MA

Ordine, profesor de Literatura Italiana en la Universidad de Calabria, autor de La utilidad de lo inútil (Acantilado), se complementó con Antonio Monegal, autor de Cómo el aire que respiramos (Acantilado) que es también una respuesta al libro del filósofo italiano. Los dos se autoproclamaron como “activistas” a favor de la defensa de la Cultura como instrumento que permite una mejor vida, admitiendo y defendiendo, de hecho, que no comportará una vida con más recursos económicos.

Lo que planteó Monegal es el debate que se plantean los gestores culturales en Barcelona desde hace años, y que se ha intensificado con el mandato de Colau. La política cultural de una ciudad, ¿para qué debe servir? Hay dos principios, según Monegal, que siempre se ponen por delante: “se argumenta que debe servir como motor económico, y como facilitador de la cohesión social, pero falta algo más, todo eso es insuficiente, en un momento en el que las grandes multinacionales negocian con contenidos culturales”.

LA PASIÓN DE LOS PROFESORES

Colau no estaba entre el público, ni en las sillas reservadas en primera fila. Tampoco Jordi Martí, teniente de alcalde y responsable de Cultura. Pero el mensaje ya se había lanzado. En el proyecto inicial de los comunes se pretendía que hubiera un centro cultural en cada barrio, pequeñas dosis de cultura, ya fueran talleres para aprender a tocar la guitarra o museos de pequeña escala y domésticos. Pero a finales de este segundo mandato, han sido los comunes los que han querido facilitar el terreno a grandes propuestas crematísticas como es el Primavera Sound, con el PSC en segundo término reclamando los derechos de los vecinos de los distritos afectados. ¿Cultura-espectáculo como único motor económico de la ciudad?

Antonio Monegal, junto a Nuccio Ordine y Marilena de Chiara / MA

Como si fueran dos profesores de otros tiempos, llegados del más allá, Ordine y Monegal defendieron el papel de los maestros, de los viejos profesores que se valían de su palabra y de un encerado. “Todo eso de lo digital o la transmisión del conocimiento online no sirve para nada”, clamó Ordine. Y sin la pasión del profesor, “tampoco se consigue nada”, remachó.

Defensores de la Cultura, de la reflexión profunda, para tener más instrumentos para la vida en la Barcelona de Colau, desde uno de los bastiones culturales que ha tenido la ciudad durante décadas, el CCCB. Con eso se identifican Ordine y Monegal, que han agitado con sus obras el debate filosófico sobre el hecho cultural.

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