En una manzana del Eixample, entre las calles Mallorca, Rocafort, Provença y Calàbria, el arquitecto y editor Pau Salvat levantó en 1912, la nueva sede de la editorial homónima de la que se convirtió en propietario tras la muerte de su padre, el impresor Manuel Salvat.

Pau, que compatibilizó su labor de editor heredero con su formación de arquitecto, proyectó para el floreciente negocio fundado por su padre y su tío, el editor Espasa, un conjunto de edificios que incluía oficinas, almacenes, un área de expedición de libros y redacción y una amplia biblioteca, además de talleres de impresión, litografía y encuadernación. Sí, Pau fue un digno continuador de la labor de su padre al frente de la editorial, pero también un destacado arquitecto: la nueva sede del negocio, inaugurada en 1916 fue galardonada por el Ayuntamiento de Barcelona como mejor establecimiento urbano de 1917.

VIVIENDA PROPIA

Por supuesto, Pau reservó para él y su familia un rinconcito, en un extremo de aquel gigantesco solar, para construir también su vivienda particular, a la que se accedía por el número 193 de la calle Calàbria y de la que solo se conserva actualmente la fachada, integrada en un moderno edificio de finales de los años 80.

De planta rectangular y tres alturas con planta baja, lo que queda de esa propiedad particular pasaría totalmente desapercibido de no ser por la espectacular tribuna voladiza semicircular con ventanas de madera y vidrio del primer piso. Un auténtico tesoro que destaca por su revestimiento de trencadís a base de piezas irregulares y teselas de cerámica esmaltada. La decoración representa espumillones con volutas de color azul y flores rojas, situadas por encima de los ocho óculos de la tribuna, que se despliegan sobre un fondo de color blanco realzado con piezas de color azul claro y beis.

ESTILO MODERNISTA

Entre los años 87 y 88, tras una gran operación inmobiliaria se llevó a cabo una nueva edificación en la esquina de Calàbria con Mallorca, que no afectó a la sede editorial, de estilo modernista. El arquitecto Carles Ferrater, con la colaboración de J.M Cartañá y J.L Canosa, ideó un edificio que permitió integrar y mantener elementos patrimoniales originales de la construcción llevada a cabo por Salvat. Actualmente, el edificio principal de la antigua editorial Salvat, a la que se accede por la calle Mallorca, está en rehabilitación.

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