En Barcelona, puedes contar hasta 15 o puedes ir a Los Quince. Sí, Els quinze (así, en catalán) es una expresión popular que en esta ciudad designa un lugar. Un cruce, para ser más exactos, entre el paseo de Maragall y las avenidas de Borbó (dels Quinze, desde 2019) y Mare de Déu de Montserrat; un punto de encuentro entre los distritos de Sant Andreu, Horta-Guinardó y Nou Barris.
El topónimo de Els Quinze se popularizó a partir de 1911. Para entonces, la línea 46, que unía Barcelona con Horta, ya llevaba unos 10 años en activo con una fuerte implicación en el proceso de urbanización del Guinardó y sus alrededores.
Es cierto que, durante los primeros años, solo las clases acomodadas utilizaban el tranvía para llegar desde el centro a las masías y casas de veraneo situadas en esta zona. Sin embargo, tras las huelgas de 1918 a 1921 y con el incremento de los sueldos, poco a poco, las clases trabajadoras también pudieron permitirse usar el tranvía. Claro que, para la mayoría, aún resultaba caro.
En aquella época, no existía el billete integrado de precio único como ahora, sino que los precios variaban en función del trayecto. Para hacernos una idea, a principios del siglo XX, viajar en el 46 de Urquinaona a Camp de l’Arpa costaba 10 céntimos; hasta Horta, 20, y hasta la carretera de la Sagrera (actualmente, Garcilaso), 15 céntimos. ¿Qué hacían la mayoría de usuarios para ahorrarse unos céntimos? Pues pagar 15 céntimos, bajarse en Garcilaso y seguir a pie hasta Horta.
“Los quince, los quince…”, anunciaba el cobrador del tranvía el límite donde acababa el billete de ese importe poco antes de llegar a la parada. Un grito que los pasajeros fueron integrando poco a poco para referirse a esta parada y que resuena aún en la memoria del barrio, a pesar de que la tarifa solo se mantuvo hasta 1930, y aunque el tranvía hizo su último trayecto en 1971. Tanto es así, que en 2019, se cambió el nombre de la avenida de Borbón por el de avenida dels Quinze por iniciativa de una petición vecinal. Y en el cruce de la rebautizada avenida con el paseo de Maragall, una placa sobre la acera recuerda la historia. En su interior, una reproducción del billete original del tranvía 46 con el precio estampado y una breve inscripción. Cerrada los ojos y escuchad atentamente… Els Quinze, Els Quinze! ¿Lo oís?
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