El invierno, sobre todo cuando llega de forma abrupta, afecta de una sobremanera al organismo, especialmente al sistema respiratorio, a los huesos e incluso a la piel, que es la zona más expuesta a las inclemencias climatológicas.

Aunque el cuidado de la piel es necesario a lo largo de todo el año, el descenso de las temperaturas, el viento, la nieve, la calefacción y la contaminación pueden producir sequedad y deshidratación en zonas muy sensibles al frío, como las manos y los pies, el escote, el cuello, los labios y las mejillas, que sufren muchísimo cuando bajan las temperaturas.

LOS EFECTOS

Las bajas temperaturas provocan una vaso constricción con la que los capilares se contraen y disminuye la irrigación, llegando menos oxígeno y nutrientes a las células.

Del mismo modo, los efectos de la calefacción, a menudo demasiado elevada, tampoco ayudan. Las bajas temperaturas obligan a encender la calefacción y la piel tiende a sufrir mucho cuando es expuesta a cambios bruscos de temperatura. Por eso, entrar a sitios cálidos y luego tener que volver al exterior, donde hace mucho frío, castiga en exceso la epidermis.

CUIDADOS BÁSICOS

Para disfrutar una piel en excelentes condiciones, el servicio de dermatología del Hospital Universitari General de Catalunya recomienda unos mínimos cuidados, como una buena hidratación, protegerse del sol, ducharse y lavarse con agua tibia, utilizar productos suaves y testados dermatológicamente.

También es recomendable abrigarse, hidratar los labios, evitar el tabaco y el alcohol, cuidar la alimentación, incrementar el consumo de vitamina C y antioxidantes y beber mucha agua. Para cada parte del cuerpo hay que utilizar una crema específica ya que su formulación está adaptada a la tipología y características de la piel.

LA HIDRATACIÓN, ESENCIAL

La hidratación es el fin de mantener y aumentar el nivel hídrico superficial, retrasar el envejecimiento, aportar lípidos, humectantes y agua. Tener cuidado del cutis implica limpiar, tonificar, hidratar y proteger la piel. Para el cuerpo con una corta ducha diaria es más que suficiente ya que cualquier tipo de limpieza rompe la barrera cutánea. Hay que secar la piel con toques suaves y no frotarla para, posteriormente, aplicar una crema.

Los labios sufren mucho durante el invierno ya que se deshidratan al respirar por la boca o al humedecerlos con saliva. Con el fin de protegerlos, se deben mantener bien secos y aplicar un bálsamo labial varias veces al día. Se deben utilizar las gafas de sol también en invierno ya que la radiación solar afecta la piel de alrededor de los ojos, que es muy delicada. En esta estación las manos se resecan mucho, cada vez que se laven se aplicará una crema para protegerla de las agresiones.

Noticias relacionadas