Predomina la tierra y escasea la vegetación. Unos cuantos bancos por aquí y unos árboles por allá, un circuito infantil…, atrezzo para suavizar la dura realidad que se oculta tras el origen des este espacio conocido como la plaza de l’Esvoranc del Carmel.

Era 25 de enero de 2005. Un desprendimiento en la construcción de un túnel destinado a la ampliación de la L5 del metro y que debía servir como cola de maniobras, obligó a desalojar el garaje y el edificio del número 10 de la calle Calafell. Dos días después, el túnel se hundió ocasionando un socavón de 35 metros de profundidad y 30 de diámetro. No hubo muertes, pero sí graves daños materiales: los edificios de Bernt Bransi, Conca de Tremp, Llobregós, Pantà de Tremp, Sigüenza y el pasaje Calafell se llevaron la peor parte. 

CINCO EDIFICIOS DERRIBADOS

Ante la gravedad de la situación, se procedió al desalojo de las familias de 500 viviendas y de dos colegios. En total, 1.057 personas, que se vieron de repente viviendo en hoteles. Y en el ambiente, la incertidumbre y el miedo a que los edificios fueran cayendo. No era un temor infundado: cinco días después, tras un vaivén de realojos y redesalojos, algún nuevo amago de hundimiento y la magnitud de los desperfectos sobre la mesa, cinco edificios tuvieron que ser derribados. Era el inicio de una crisis social y política sobre la gestión de las obras que trajo cola y repercusiones.

Las escaleras de entrada al metro del Carmel / CEDIDA

Pasó un año hasta que vecinos e instituciones firmaron un compromiso para tener las viviendas con garantías de seguridad. Algunos afectados se trasladaron a pisos nuevos y otros optaron por vender sus viviendas al Ayuntamiento. Y, poco a poco, el barrio volvió a la normalidad, se acabó la ampliación de la L5 y la vida siguió.

La crisis amainó, la impotencia de quienes perdieron su vivienda se fue diluyendo, el cruce de acusaciones quedó en el aire y el agujero… Pues el agujero se tapó, pero permanecerá en el imaginario colectivo convertido en esta plaza de l’Esvoranc que no aparece en el Nomenclátor pero sí en Google Maps, delimitada por las calles Sigüenza, Conca de Tremp y el pasaje de Calafell. Es la zona 0, una pequeña calva, en la compacta trama urbanística del barrio, sobre la que planea la ausencia de los edificios que aquel 27 de enero de 2005 condenó a desaparecer del mapa.

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