Uno de los síntomas digestivos más habituales en las mujeres embarazadas es, sin duda, la pirosis, una sensación de ardor en la parte superior del sistema digestivo que alcanza hasta la faringe.
La incidencia a nivel mundial del reflujo gastroesofágico se estima entre el 17 y el 80%. La prevalencia es alta, aunque muchas pacientes presentan síntomas leves y poco frecuentes. Generalmente, comienza a aparecer a partir del tercer mes de gestación pero su incidencia es mayor en la recta final, cuando el útero presiona más el estómago.
¿Por qué se produce?
“La acidez se debe a un aumento de los niveles de la hormona progesterona que produce la relajación de la musculatura del esfínter esofágico provocando que el ácido del estómago retorne hacia la faringe y ralentice el vaciado gástrico”, explica el doctor Miguel Àngel Jiménez, jefe de servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitari General de Catalunya.
El especialista añade que también se produce por “la presión mecánica, sobre todo durante los últimos meses del embarazo cuando el tamaño del bebé comprime órganos como la vejiga, los intestinos y, por supuesto, el estómago”. Sus síntomas son muy molestos, frecuentes, intensos y afectan a la calidad de vida de las gestantes aunque son raras las complicaciones importantes.
¿Cómo reducir los síntomas?
Para reducir las molestias de la acidez del estómago y del reflujo “se recomienda que se fraccionen los alimentos y se tomen de forma más frecuente. Es decir, ingerir pequeñas cantidades más repartidas a lo largo del día con una frecuencia aproximada de dos horas. De esta manera, se conseguirá disminuir la acidez y la sensación de vómito”, señala el ginecólogo del Hospital Universitari General de Catalunya.
Además, el especialista apunta que otras posibles soluciones son aumentar la ingesta de agua e intentar evitar alimentos irritantes como el café, té, infusiones de menta, chocolate, productos muy grasos, bebidas con gas o comidas muy condimentadas es básico para el bienestar de la gestante.
Modificar rutinas
Estas medidas pueden tener un notable efecto a la hora de aliviar los síntomas, aunque adoptar una serie de rutinas en la vida cotidiana que pueden ayudar a paliar sus consecuencias.
“Es aconsejable no acostarse inmediatamente después de comer para que no haya reflujo, lo mejor es permanecer inclinada o sentada, evitar llevar ropa muy ajustada en el abdomen también podrá ayudar a reducir estos síntomas”, añade el doctor Jiménez, quien recalca que en caso de acidez o reflujo severo “es importante consultar con el ginecólogo” para que proponga la solución adecuada en cada caso.
Del mismo modo, se aconseja tomar líquidos entre las comidas para no aumentar el volumen del estómago, mascar chicle para estimular la producción de saliva y evitar el uso de jengibre para tratar náuseas o vómitos porque uno de sus efectos es la acidez. Algunos alimentos incluso tienen la propiedad de calmar el ardor, como los plátanos o la leche desnatada.