Con la llegada del calor, las noches se vuelven insufribles. De nada sirve tener las ventanas abiertas. Las grandes ciudades se caracterizan por ser auténticos hornos a temperaturas extremas. En términos meteorológicos, estos núcleos se denominan como islas de calor, término que se atribuye al "fenómeno que se produce en aquellas zonas urbanas en las que se dan temperaturas más altas respecto a sus zonas circundantes debido a la actividad humana", según explican los expertos.
CAUSAS
Pero, ¿a qué se debe? En el caso de Barcelona, lo que la convierte en una isla de calor es que por las noches, materiales como el hormigón y el asfalto liberan gran cantidad del calor que han acumulado durante el día, lo que provoca que las temperaturas mínimas no bajen tanto como deberían en zonas urbanas. Otros de los factores son la falta de verde y los grandes edificios que bloquean el paso del viento.
Aunque sea un fenómeno típico de las noches de verano, ya que nos cuesta mucho más dormir, también se produce en invierno. Estos cambios de temperatura entre el centro y las afueras de la ciudad son incluso "más bruscos". Además, que existan las islas de calor "también evita que algunos días se produzcan heladas en las grandes ciudades", señalan los expertos meteorólogos.
SOLUCIONES
Para minimizar y reducir el impacto de las islas de calor, cada vez se recogen más soluciones y alternativas. Entre ellas se encuentran:
- La arquitectura bioclimática, que incluye la implementación de energías renovables
- La instalación de cubiertas de vegetación para mitigar el calor
- El aumento de las zonas verdes
- La creación de infraestructuras sostenibles
- El empleo de la movilidad sostenible, puesto que el coche es uno de los principales causantes de la contaminación urbana que contribuye al aumento de las temperaturas
- La institución de impuestos verdes para cambiar los hábitos de vida de los ciudadanos