Poco representa más el verano que un día cálido en la playa con la familia, la pareja o amigos. En Barcelona, no obstante, no termina siendo uno de los mejores planes por la masificación turística, que hace que las playas estén atestadas de gente y que los restaurantes y chiringuitos pongan precios desorbitados. Por ello, los habitantes de la capital catalana a menudo recurren a desplazarse hasta localidades cercanas para disfrutar de la experiencia con mayor tranquilidad.

Aunque parezca mentira, se pueden encontrar rincones casi secretos en los que disfrutar de una apacible cala muy cerca de la ciudad. De hecho, hay una cala que fácilmente recuerda a un pequeño rincón de la isla de Menorca. Se trata de la Cala Ginesta y, a pesar de lo escondida que está, se puede llegar tanto en coche como a pie o en transporte público.

¿Cómo? Muy sencillo, solo hay que llegar hasta el puerto de la localidad metropolitana. Ahí, seguir la zona portuaria. La cala, una de las que ha recibido la bandera azul este 2023 --un sello que certifica su calidad-- se encuentra justo al final.

UN ÚLTIMO SECRETO: SU CHIRINGUITO

Pero todavía hay más. Esta pequeña y apacible cala, ideal para pasar un día en familia sin ser molestado por mucha gente, tiene un chiringuito de gran calidad. El Punta Roca es un local con decoración de estilo hawaiano que sirve cócteles, sangrías y tiene una amplia carta con una oferta gastronómica muy veraniega.

Chiringuito Punta Roca en la Cala Ginesta de Castelldefels / GOOGLE

En este establecimiento destaca la brasa, perfecta para la carne y los pescados, pero también excele en el tratamiento de los mariscos y tiene unos arroces que invitan a chuparse los dedos. Se trata de un sitio, pues, donde relajarse y disfrutar de buena bebida y una mejor comida que mezcla lo mejor de la gastronomía catalana con el exelente tratamiento del producto del mar propio de la tradición culinaria japonesa, de la que recogen varias ideas para platos como su falso nigiri de anguila y manzana.

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