Una brutal ola de calor ha llegado a Barcelona este lunes, 17 de julio. Los próximos días se alcanzarán temperaturas de más de 30 grados en la capital catalana y de 40 grados en el interior del Área Metropolitana. Además, se podrán dar récords históricos en el resto de Catalunya con hasta 45 grados debido a un fenómeno extremo: el domo de calor.

Un domo va más allá de un simple anticiclón. Se trata de un fenómeno extremo de altas temperaturas en el que una masa de aire cálido queda atrapado en una extensión geográfica durante un período de tiempo determinado. Esto se debe a factores como la alta presión atmosférica, un descenso del aire seco procedente de capas altas, un bloqueo en la dispersión de la masa de aire cálido en altura, o la propia orografía que dificulta el movimiento del aire y favorece la acumulación de calor. 

Previsión para el martes / WINDY

CONSECUENCIAS DEL DOMO DE CALOR

Este lunes, 17 de julio, marca el inicio de este episodio que afectará a prácticamente todos los países del Mediterráneo y el norte de África. La AEMET ha emitido un aviso especial debido al calor extremo que se extendería hasta el 19 de julio.

Termografías del pasado pico de calor / NASA

¿DÓNDE REFUGIARSE DEL CALOR EN BARCELONA? 

Más allá de las recomendaciones y medidas que hay que adoptar en estos episodios de calor (mantenerse hidratados, intentar no salir durante las horas centrales del día, no hacer deporte en los momentos de mayor calor, evitar la sobreexposición al sol, etc.), en Metrópoli os recomendamos los cinco lugares naturales más frescos donde refugiarse de la ola de calor:

COLLSEROLA Y SUS MICROCLIMAS

La Sierra de Collserola se corona como refugio térmico de Barcelona por excelencia, tanto de día como de noche, según demuestran varias termografías llevadas a cabo a partir de imágenes satelitales en diferentes momentos de la jornada.

Esto se consigue gracias a la vegetación, que actúa como regulador natural de la temperatura, a través del control de la radiación solar y la humedad ambiental, proporcionando sombra y manteniendo una mayor sensación de frescor. La orografía hace el resto, generando un espacio de decenas de microclimas a partir de pozos de aire frío, senderos frescos y puntos donde la diferencia de temperatura respecto al centro de la ciudad puede llegar a ser de hasta 15 grados.

Termografía de un día anticiclónico / ROBERTO DE GODOS

TIBIDABO

El punto más alto de la ciudad de Barcelona se corona como el segundo lugar más fresco del entramado urbano. Y no, la altitud no lo es todo, a pesar de que ayuda a conseguir no sobrepasar los 22 grados de mínima durante las noches de lo que llevamos de julio ni a alcanzar los 30 grados durante el mismo período.

Una niña en el parque de agua del Tibidabo / TIBIDABO

MONTJUÏC

Tanto de día como de noche, Montjuïc consigue mantener esa diferencia de temperatura respecto al resto de la ciudad gracias aspectos característicos como la altitud, la vegetación en sus extensas áreas verdes y jardines, la proximidad al mar y la influencia de la brisa marina como termorregulador, así como su diseño urbano, permitiendo una mejor circulación del aire y la generación de espacios con temperaturas más agradables.

LAS COLINAS DE BARCELONA

En la capital catalana disfrutamos de siete refugios climáticos en forma de colinas o turons donde poder disfrutar de los días de verano sin tener que sufrir el calor urbano. Entre los más privilegiados se encuentran el Turó de la Rovira, en pleno Parc del Guinardó, también el Turó del Carmel, con casi 270 metros sobre el nivel del mar, o el Turó de la Creueta del Coll, con una piscina muy recomendada para los más pequeños.

 

La piscina de la Creueta del Coll / ERC

LA COSTA

En el último puesto encontramos uno de los lugares más visitados del verano: la playa. A pesar de ser el más concurrido por estas fechas, no es el lugar más fresco, aunque sí uno de los más refrescantes. La brisa marina y la posibilidad de bañarnos mejora, momentáneamente, nuestra sensación de calor. Centrándonos en la temperatura ambiente, esta depende demasiado de factores como la dirección del viento, el calor emitido por la arena debido a la radiación o la pesada sensación de bochorno a causa de la humedad.

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