El Canódromo Meridiana, un emblema de la Barcelona de antaño, se alzaba majestuoso en la zona de la Sagrera. Este icónico recinto, inaugurado en 1945, fue un centro neurálgico de entretenimiento y apuestas deportivas durante décadas.
Su estructura se destacaba por su imponente fachada de estilo art decó, que evocaba la elegancia de la época. Dentro, los asistentes se sumergían en un ambiente realmente emocionante. Las gradas, colmadas de espectadores entusiasmados, ofrecían vistas panorámicas de la pista de carreras, donde los veloces galgos competían en un espectáculo de velocidad y agilidad.
El Canódromo Meridiana era mucho más que un lugar de apuestas; era un punto de encuentro para los amantes de este deporte, donde se respiraba la emoción y el fervor de las carreras. Las luces brillantes, el sonido de los ladridos y el bullicio de la multitud creaban una atmósfera única.
A lo largo de los años, el Canódromo Meridiana experimentó cambios y desafíos. Sin embargo, siempre mantuvo su esencia como un rincón de la ciudad donde la pasión por las carreras de galgos perduró. Aunque sus puertas se cerraron en 2007, el legado y la nostalgia de este emblemático canódromo siguen vivos en la memoria de aquellos que alguna vez disfrutaron de su emocionante ambiente.