Después de la ostentación y sobrecarga decorativa, llegó la calma. O eso dicen, que en los primeros años del siglo XX, un cambio de mentalidad en la burguesía de la época dio lugar a la aparición de un modernismo más sobrio. Y, según los expertos, la casa Pere Company, en el Eixample, es un ejemplo de ello. La “sobriedad” es un concepto relativo, y si conocéis la casa, entenderéis por qué lo digo.
Es una enorme casa esquinera, situada en el cruce de las calles Buenos Aires y Casanova. María Company i Puig, esposa de Pere Company i Molins, compró en 1910 el solar sobre el que, un año después, su esposo encargó construir un chalet a Josep Puig i Cadafalch.
La Casa Pere Company está considerada como la primera obra de la “época blanca” de Puig i Cadafalch. Es aquí donde el arquitecto introdujo, por primera vez, elementos de la secesión vienesa, además de reducir la decoración y la gama cromática. En las fachadas, totalmente lisas, solo hay contados esgrafiados en forma de guirnalda, y el tejado a dos aguas revela la influencia de la arquitectura nórdica. Un estilo más sobrio, sí, pero ¿qué me decís del esgrafiado de la Virgen de la Asunción, obra de Tomás Fontanals, en la parte superior de la fachada de la calle Buenos Aires?
El exterior ha sobrevivido, otra cosa es el interior. Y es que esta anciana centenaria ha vivido mucho. Hasta 1920 fue la residencia de la familia Companys, que se la vendió a la familia Rosal de "Manufacturas Rosal". Durante la Guerra Civil, fue expropiada y pasó a ser el centro del Laboratorio de la Técnica Policial de Orden Público. En 1940, un famoso ginecólogo, el doctor Melcior Colet Torrebadella, la compró y la convirtió en clínica, tras una reforma de Santiago Marco Urrutia (1885-1949) a la que solo sobrevivió la chimenea original de Puig i Cadafalch. En 1982, el doctor Colet, por mediación de presidente del Comité Olímpico Internacional, Joan Antoni Samaranch, la regaló a la Generalitat para instalar un museo dedicado al deporte. Así, tras su restauración, a cargo de Joan Bassegoda i Nonell, se convirtió en el Museo y Centro de Estudios del Deporte Melchor Colet.
No intentéis visitarlo, está cerrado desde 2014 por las obras de rehabilitación. De momento, la casa ha recuperado el blanco original de la fachada, donde se ha restaurado la Asunción y se han recuperado el San Miguel y los esgrafiados. Y dicen que en el interior se han restaurado las vigas del salón de la chimenea y se han descubierto otras ocultas tras un plafón desde 1920.
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