Esta oficina de CaixaBank se esconde en una joya arquitectónica de Barcelona

Será por su tamaño o por ese estilo historicista que lo envuelve, pero lo cierto es que el “edificio de La Caixa” (así se le conoce) de Gran de Gràcia impone. Ocupa tres números, del 18 al 22, de esta vía principal de Gràcia y está considerado una joya arquitectónica del barrio. No faltan motivos para hacer un alto en el camino y detenerse a observarlo con detalle, ¿no?

Desde la acera de enfrente, se ve a la gente entrar y salir de la oficina de CaixaBank que actualmente ocupa la planta baja, con sus enormes arcos. En un repaso en vertical a la fachada, la vista se detiene al llegar al primer piso presidida por sus ventanas germinadas. Todas tienen tres aberturas, divididas verticalmente por dos columnitas que sostienen tres arcos lobulados. El segundo piso está dominado por una galería corrida y, sobre esta, coronando el edificio, una barandilla de hierro. Es de estilo historicista y está repleto de elementos de inspiración gótica pero libremente interpretados.

PROYECTO ORIGINAL 

El proyecto original fue de August Font i Carreres y se levantó en 1906. Para ello, fue necesario el derribo de dos antiguas casas. Pero del edificio original solo se conserva la piedra de la fachada. En 1935, tras el derribo de una tercera casa colindante, se llevó a cabo una ampliación que sirvió para añadir al edificio la torre con el campanario y el reloj. Y más adelante, se colocó la hornacina con la imagen de la virgen de Gràcia, esculpida por el modernista Enric Clarasó, sustituida posteriormente por la figura actual, obra de Manuel Martí Cabré, escultor del barrio de Gràcia.

Entre los motivos ornamentales de la fachada principal, destacan los florones, los capiteles con decoración vegetal y... ¡Fijaos bien en las ménsulas! ¿Veis las figuras femeninas, ahí, en la puerta? Sostienen bolsas de dinero y están encaradas hacia el interior del edificio. Y también están esas fantásticas huchas en relieve… Es para que no olvidemos que la obra, que costó unas 125.000 pesetas de la época (unos 750 euros), fue un encargo de la Caixa d’Estalvis Mont i Pietat de Barcelona, la antigua propietaria.

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