A la entrada del embarcadero del lago del parque de la Ciutadella de Barcelona, sobre un lecho de césped y flores, llama la atención un enorme aro de acero. Sostenido por discretos pilares de hierro reaprovechado, se mantiene semi levantado, enmarcando una pieza irregular de piedra gris con la inscripción que recuerda el motivo por el que está ahí: Als barcelonins morts als camps d'extermini nazis. Es un tributo a las víctimas del Holocausto; un rincón entre el bullicioso y alegre ir y venir de la gente que obliga a detenerse y mirar hacia atrás.

Cerca de 10.000 republicanos españoles fueron deportados a los campos de exterminio nazi y un 60% perdieron la vida. Pasaron catalanes por los campos de Mauthausen, Sachsenhausen, Dachau, Bergen-Belsen, Ravensbrück, Buchenwald-Dora, Treblinka, Auschwitz y Neuengamme. Llegaron hasta allí a través de cuatro vías: desde los batallones de marcha, desde las compañías de trabajo, como civiles refugiados o como miembros de la Resistencia, aunque se desconoce el número exacto que estuvieron o murieron en cada uno de ellos. Según el artículo Catalans als camps nazis, publicado en la revista Sàpiens, sólo en Mauthausen pasaron 7.189 republicanos españoles, de los que fallecieron entre 4.700 y 4.800 (1.800 eran catalanes).

TRIBUTO A SUS VÍCTIMAS DEL HOLOCAUSTO 

En 1987, la ciudad de Barcelona rendía su particular tributo a sus víctimas del Holocausto con la inauguración de este monumento moderno y abstracto, obra de André Fauteux, a petición de la asociación Amical de Mauthausen. Para la ocasión, se aprovechó una obra del workshop Art Triangle Barcelona'87 en el que trabajó Fauteaux, dirigido por Anthony Caro.

Este artista multidisciplinar canadiense estuvo muy vinculado a Barcelona durante los años 60 del siglo pasado. Se trasladó a Ibiza en 1967 donde conoció a otros artistas, entre ellos Graham Coughtry y Gordon Rayner. Mientras estuvo en Baleares pintó, y sólo comenzó a esculpir después de su regreso a Toronto en 1969. Para sus primeros pasos, escogió la madera, sin embargo, destaca por sus esculturas abstractas geométricas en acero soldado. Un buen ejemplo es el monumento a las víctimas del nazismo de la Ciutadella.

Después de la inauguración del monumento, Fauteux regresó a España y, entre 1989 y 1990, residió en Sant Pere de Vilamajor, donde realizo diversas esculturas en el Centre D'ART la Rectoria de este municipio.

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