Los apellidos en Barcelona --y en España-- son muy variadas y tienen orígenes e historias muy diferentes. Hay algunos que coinciden y se repiten en gran cantidad como García, que es el apellido más puesto en la capital catalana según el Instituto de Estadística de Catalunya (Idescat).
No obstante, hay otros que cada vez se usan menos por su antigüedad. Gracias a los registros antiguos podemos tener referencias de la historia de los nombres y apellidos de la ciudad.
Barcelona es una ciudad con mucha historia y, según los estudios, el primer apellido del que se tienen registros es Pallàs.
526 AÑOS DE HISTORIA
Este apellido tendría un total de 526 años de historia en Barcelona porque apareció en el censo del año 1497 por primera vez.
Es un apellido muy poco común ya que, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), poco más de 5.000 personas de toda España tienen este apellido. 2.746 personas tienen Pallàs como primer apellido, 2.585 lo tienen como segundo apellido y un total de 23 personas lo tienen como primero y segundo.
HISTORIA DE LOS APELLIDOS EN ESPAÑA
Los apellidos en España tienen una historia fascinante que se remonta a siglos atrás. Su origen se encuentra en la necesidad de identificar a las personas de manera única en una sociedad que se volvía cada vez más compleja. Durante la Edad Media, la mayoría de la población no tenía apellidos, y las personas eran conocidas por su nombre propio, seguido del lugar de nacimiento o el oficio que desempeñaban.
Con el tiempo, esta práctica evolucionó, y surgieron los apellidos patronímicos, que se basaban en el nombre del padre, como "Fernández" (hijo de Fernando) o "González" (hijo de Gonzalo). También se adoptaron apellidos toponímicos, que se derivaban del lugar de origen de la persona, como "Sevilla" o "Toledo". Además, había apellidos que hacían referencia al oficio de la familia, como "Herrero" o "Molinero".
SIGLOS XVI Y XVII
El proceso de fijar apellidos se formalizó durante los siglos XVI y XVII, cuando se emitió una orden real que requería que todos los ciudadanos tuvieran apellidos fijos y registrados. Esto fue un paso importante hacia la identidad personal y la organización de la sociedad española. Sin embargo, ya hay registros de algunos apellidos que datan del 1358.