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Reflujo Gastroesofágico: síntomas, causas y diez remedios efectivos
Se trata de una sensación de ardor o quemazón en el pecho que sube por la garganta, generalmente después de comer o por la noche
13 diciembre, 2023 23:31Noticias relacionadas
El reflujo gastroesofágico se define como la regurgitación o ascenso del contenido del estómago hacia el esófago. El esófago está unido al estómago por una válvula llamada esfínter esofágico inferior, que permite el paso de la comida para cerrarse posteriormente. Si no se cierra tras la entrada de alimentos, el contenido gástrico (que es ácido), ascenderá de nuevo hasta el esófago.
El RGE es una enfermedad bastante común, como refleja que el 40% de la población haya presentado ardor o acidez al menos una vez al mes. Con el tiempo, el reflujo puede llegar a ser peligroso para la salud si no se trata.
SINTOMATOLOGÍA
El doctor Manuel Prados, cirujano general y Jefe de la Unidad de Cirugía Barcelona en el Hospital Universitari Dexeus, describe esta patología como “una sensación de ardor o quemazón (pirosis) en el pecho subiendo por la garganta, generalmente después de comer o por la noche”.
Otras señales frecuentes del reflujo gástrico son dificultad para tragar o sensación de tener un nudo en la garganta. Pueden presentarse otros síntomas como tos crónica, laringitis, alteración del sueño o asma.
¿CÓMO SE CONTROLA?
Cualquier persona puede padecer RGE, incluso los bebés y los adolescentes. Si no se trata, puede derivar en otros problemas de salud más serios. La mayoría de las personas pueden controlar el reflujo ácido mediante cambios en el estilo de vida. En algunos casos, si la medicación no da los resultados esperados, puede solucionarse con cirugía.
El tratamiento con fármacos inhibidores de la bomba de protones, conocidos como protectores de estómago, son en muchos casos la solución al problema del reflujo, combinado con el cambio de hábitos saludables y consejos descritos.
¿QUÉ LO PROVOCA?
“El RGE ocurre cuando el anillo circular que rodea la parte inferior del esófago (esfínter) se relaja después de comer, permitiendo que los alimentos y líquidos pasen al estómago. Luego, el esfínter debería cerrarse. Sin embargo, en la enfermedad por reflujo gastroesofágico, este cierre no funciona adecuadamente, lo que permite que el ácido gástrico fluya hacia el esófago. Esto puede irritar, dañar e inflamar el esófago”, explica el doctor Prados.
“Factores como la obesidad, la hernia de hiato, los efectos secundarios de medicamentos y la infección por la bacteria Helicobacter pylori son ejemplos de lo que puede causar el RGE. También es común durante el embarazo debido a la presión abdominal causada por el crecimiento del feto”, añade el especialista.
DE LA GASTROSCOPIA, AL QUIRÓFANO
Con el paso de los años, si el reflujo no se trata o mejora, puede desencadenar serios problemas de salud. La inflamación crónica del esófago puede provocar graves complicaciones como estenosis esofágica, úlcera esofágica y hemorragias o la enfermedad del esófago de Barrett que a la larga puede derivar en cáncer de esófago.
Siempre es recomendable la consulta con un médico especialista que realizará los estudios complementarios pertinentes: una gastroscopia, una prueba para medir la potencia del esfínter esofágico inferior o incluso una medición de los picos de ácido que se producen en el esófago durante un registro de 24 horas.
Si los cambios de hábitos y la medicación no dan resultado, el tratamiento quirúrgico es la mejor opción para prevenir riesgos mayores y aliviar los síntomas. La cirugía del reflujo se conoce como funduplicatura de Nissen. Hoy en día es una cirugía segura y eficaz que se puede realizar por laparoscopia de manera poco invasiva, de modo que el paciente puede abandonar el hospital en 48 horas y recuperar rápidamente su ritmo de vida normal.
REMEDIOS Y CONSEJOS
- Evitar comidas copiosas y ricas en calorías: las comidas abundantes altas en calorías y carbohidratos aumentan la distensión gástrica y favorecen la apertura de los cardias (paso del esófago al estómago). Comer raciones más pequeñas y más veces al día ayuda a reducir los síntomas del reflujo.
- Evitar el consumo de alcohol y bebidas gaseosas: el alcohol relaja el esfínter esofágico inferior y las bebidas carbonatadas aumentan el volumen dentro del estómago, por lo que propician que aparezca la sensación de quemazón.
- Elevar la cabecera de la cama: antiguamente se ponían dos libros u objetos debajo de los soportes del somier para elevar la parte superior de la cama. Es importante dormir con la cabeza incorporada entre 15 y 30 cm para ayudarse de la gravedad y acostarse dos horas después de cenar, así ya se ha producido el vaciamiento del estómago y conseguiremos prevenir el reflujo gastroesofágico.
- Realizar ejercicio moderado y mantener un peso saludable: numerosos estudios afirman que la práctica de deporte disminuye la acidez estomacal además de prevenir la obesidad. Eso sí, evitar los ejercicios que impliquen una fuerte presión abdominal.
- Limitar el consumo de los alimentos picantes: ya que provocan irritación de la mucosa del esófago y favorecen el ardor de estómago. Vigilar también con los cítricos o ciertos condimentos.
- Masticar bien los alimentos antes de tragarlos: comer despacio y masticar correctamente los alimentos facilita la digestión y evitaremos comer más de lo necesario, ya que el estómago tarda aproximadamente 20 minutos avisarnos que está lleno.
- Evitar el café, el chocolate y la menta: estos tres alimentos irritan la mucosa del estómago, por lo que ocasiona la aparición de acidez.
- No fumar: el tabaco, como buen tóxico, también contribuye a que se relaje demasiado el esfínter.
- Evitar las grasas: las comidas con alto contenido de grasas suelen ser indigestas y disminuyen la motilidad gástrica, por lo que deja que pase el flujo ácido del estómago al esófago.
- Evitar comidas nocturnas: evita saltarte las comidas para que no llegues con hambre por la noche y hagas una ingesta más abundante, ya que las ingestas por la noche aumentan la producción ácida en el estómago. No olvides que no debes acostarte inmediatamente después de comer o cenar.