Catalunya comienza el 2024 con la dura situación de enfrentar una de las sequías más duras de su historia. Barcelona y los municipios metropolitanos atraviesas desde hace meses la complicada fase de preemergencia, que ya ha comenzado a aplicar varias medidas para el ahorro de agua. Todavía, no obstante, no ha afectado al consumo.

Por otro lado, la ausencia de precipitaciones de calado en el horizonte y una tendencia de los embalses y cuencas internas a quedarse cada vez más vacías pronostica que, con cada vez mayor seguridad, la fase de emergencia parece inevitable.

POSIBLE FECHA

Pero, ¿Cuándo llegará? Una predicción exacta es más que complicada, pues son muchos los componentes ambientales que entran en juego. Sin embargo, este martes la Agència Catalana de l'Aigüa (ACA) ha anunciado que las cuencas internas catalanas se encuentran en el 16,73%, mientras que, concretamente, la cuenca del Ter - Llobregat está a día de hoy en el 17,3% de su capacidad.

Un embalse bajo mínimos en un episodio de sequía / EFE

Hace exactamente dos semanas las cuencas catalanas se ubicaban en el 17,27%. Ello implica que en la última quincena se han reducido un 0,54%. Así las cosas, y teniendo en cuenta que la fase de emergencia se declarará cuando los embalses se sitúen por debajo del 16%, esta podría instaurarse entre finales de enero y principios de febrero.

LLUVIAS EN ENERO

Además, los datos meteorológicos dejan claro que hay poca oportunidad de mejora, y es que se necesitaría un año muy lluvioso para revertir la situación. Por el momento, una masa de aire frío se posará a partir del viernes sobre la capital catalana y traerá consigo, en principio, unos episodios puntuales de lluvias tanto este próximo viernes como el miércoles, día 10 de enero.

Los cambios de las temperaturas, las precipitaciones puntuales y la presencia de fenómenos meteorológicos como borrascas podrían retrasar o adelantar la fecha.

Una vez declarada esta fase, entrará en vigor una restricción al consumo de agua por persona y día todavía más estricta a la actual (La ACA ha pedido que se fije en 90 litros diarios). Pero también afectará al uso agrícola, industrial y urbano.