En el corazón de Barcelona se encuentra un rincón singular que ha capturado la atención de lugareños y visitantes por igual. Es la calle de L'Anisadeta, que se ha ganado el título de la calle más corta de la ciudad. Con tan solo unos pocos pasos, este pequeño tramo de historia urbana se ha convertido en un enclave emblemático que atrae a curiosos y amantes de la singularidad arquitectónica.

L'Anisadeta debe su nombre a una antigua destilería que solía operar en la zona, especializada en la producción de la popular bebida anisada que ha dejado una huella en la memoria colectiva de la ciudad. Aunque la destilería cerró sus puertas hace décadas, la calle conserva su nombre como un homenaje a ese pasado aromático y al legado de la bebida que alguna vez fluyó por sus cercanías.

LA LEYENDA DE LA CALLE DE LA ANISADETA

Por otro lado, la leyenda que pesa sobre la calle narra que allí tenía su paradita una joven muy bella en la que vendía productos elaborados con esta planta a los pescadores del barrio. De tan bonita que era, todos estaban enamorados de ella y le proponían matrimonio hasta que un día desapareció

Calle de l'Anisadeta de Barcelona GOOGLE MAPS

A pesar de su tamaño, L'Anisadeta no pasa desapercibida para los turistas que exploran el laberinto de calles que conforman el Born. Los visitantes se topan con ella mientras buscan joyas arquitectónicas más conocidas, como la catedral gótica y la Plaza Sant Jaume. La sorpresa y la admiración son inevitables cuando descubren este pequeño rincón con una historia tan grande.

Noticias relacionadas