Un sombrero hecho a mano en el silencio total del Romea: artesanía en Barcelona
La Fundació Romea irrumpe con el ciclo ‘Pensar amb les mans’, que reivindica la reflexión sobre un mundo en el que todo se presenta en serie
23 enero, 2024 12:35Silencio, casi durante una hora. Algunas toses, varias, pero todos con la mirada atenta. En el escenario la artista plástica Gemma Galdón. Sin hablar. Construye un sombrero de mujer, coqueto, elegante, con sus finas manos. El foco puesto en el objeto. Y nada más. Sí, unas palabras. Al final. Por parte del artista multidisciplinar y periodista Jaime Serra, que, con un diccionario en mano, explica qué entendemos por sombrero. La experiencia, inédita, deja al público del Teatro Romea con una sonrisa, y, a la vez, con la sensación de que deberíamos todos estar más pendientes de los detalles, de un mundo en el que todo se presenta en serie: la ropa, las franquicias de bares y restaurantes, la música pop repetitiva…
Es la propuesta de la Fundació Romea, que irrumpe con el ciclo Pensar amb les mas. Se trata de la primera propuesta, bajo el título de Sutura, que tendrá continuidad en las próximas semanas. El director de la Fundació, Fèlix Riera, lo explicó en la presentación del acto, en la tarde de este pasado lunes, citando al filósofo Heidegger, sobre su propuesta de que deberíamos “pensar con las manos”. Para Riera, si la sociedad ignora al artesano, estonces “algo está fallando”, tras señalar que ya no se ve en Barcelona, --como algunos años atrás—a nadie elaborando objetos de forma artesanal, sea unos zapatos, una corbata, una chaqueta, o unos guantes. ¿Qué ha quedado de ese mundo?, la pregunta queda en el aire, abordada por algunos intelectuales como el sociólogo Richard Sennet en La corrosión del carácter, entre otros libros.
En los próximos actos del ciclo Pensar amb les mans se elaborará en directo, y con el público que se desplace al Romea, un instrumento musical y una chaqueta.
El público miraba de forma obsesiva el objetivo que tenía Galdón entre manos. “Tendrá una buena visión para enhebrar la aguja”, comentaban, en voz muy baja, algunos de los asistentes. El foco lo permitía, delante del rostro de la artista, pero en la sala la oscuridad y el silencio eran totales. Fèlix Riera había advertido sobre esa sensación, sobre la necesidad de “prestar atención”, en un momento en el que nadie es capaz de estar en silencio, con algo entre las manos, sin objetos electrónicos, durante más de diez minutos. Ver cómo se elabora un sombrero, en un teatro, sin que medie palabra, es casi un milagro.
Serra buscó la reflexión verbal, la comunicación con el público, leyendo el Diccionario de la Lengua Española acerca de las distintas acepciones de la palabra sombrero, compuesto de ala y copa. Y de ahí derivó hacia los significados de copa y de ala. El todo, el sombrero, como combinación de varios elementos, que, a su vez, incorporan otros. El contexto es lo que importa, el significado de una situación. Y la de este lunes suposo un choque con la realidad. Lo que quisiéramos que sucediera con más frecuencia, frente a la vida en serie, a través de mecanismos repetitivos que nos permiten algo quizá consolador, pero deprimente: no pensamos. Quizá mejor. O, todo lo contrario: es un desastre.