La ciencia ficción lleva décadas funcionando como un medio donde se potencia que los autores den rienda suelta a su creatividad. Las ideas más inverosímiles adoptan la forma de criaturas nunca vistas que habitan universos lejanos, regidos por un conjunto de normas que serían impensables para la humanidad. En estos relatos, el poder de los métodos científicos y el desarrollo de una tecnología muy avanzada hacen que los planteamientos que jamás ambicionaríamos con alcanzar se cumplan. Pero, ¿cómo podrían las personas lidiar con los conflictos éticos y morales resultantes de ello? Dicha temática es la que trata la obra teatral a la que nos referimos a continuación.
Jugando con la intriga ya en su inicio, Una còpia gira en torno a cuatro personajes principales, Salter y sus hijos, Bernard 1, Bernard 2 y Michael Black. La falsa cotidianidad en la que están inmersos se ve alterada cuando averiguan que solo uno de los descendientes es un hombre corriente, puesto que los otros dos son nada menos que clones, cuya existencia es viable gracias a unas modernas técnicas de las que no eran conscientes. Cegados por las miles de preguntas que les atormentan, no tardan en transmitir sus inquietudes a aquel que consideraban su progenitor, confiando en que él les aporte una explicación convincente.
Descubrir que has vivido una mentira desde que tienes uso de razón produce un impacto psicológico muy grande, que en este caso se escenifica a través de una inteligente mezcla de comedia y drama. Los personajes comparten sus sentimientos con el público, invitándolo a meditar sobre el sentido de la existencia, la condición humana y el modo en que podría evolucionar la especie si normalizáramos unas prácticas que, basándose en la progresión tecnológica, parecen estar cada vez más cerca de materializarse. Al desentrañar el misterio seremos partícipes de un hipotético futuro, comprobando qué sensaciones experimentamos en relación con él.
Interpretada en catalán, la obra de 70 minutos de duración tiene a Raimon Molins como director. Traducido por Jordi Prat i Coll, el texto de Caryl Churchill se traslada a escena con el trabajo de los actores Lluís Marco, en el papel de Salter, y el propio Raimon Molins, que ejerce el rol de los tres hijos. La historia, producida de la mano de Atrium Produccions, cuenta con un notable elemento virtual, realizado por Joan Rodón en cuanto a la creación digital se refiere. Por su parte, el espacio sonoro, el diseño y la programación corren a cargo de Efrén Bellostes, y la escenografía y las pantallas son responsabilidad de Kike Blanco.
Una còpia podrá verse en la Sala Atrium de Barcelona hasta el próximo domingo 17 de marzo. Las funciones tienen lugar de miércoles a sábado a las 20:00 horas y los domingos en sesión doble, a las 18:30 horas y también a las 20:00 horas. Para adquirir vuestras entradas solo debéis acceder a la plataforma oficial de venta online de la sala. ¡No dudéis en asistir y vivir en primera persona un espectáculo único!