En el corazón del Gòtic se encuentra una calle que cautiva los sentidos y deleita los paladares con su irresistible aroma a cacao y dulzura. Con apenas 129 metros de longitud y alrededor de tres metros de ancho, la calle del Petritxol es mucho más que un simple pasaje en la ciudad; es un verdadero santuario del chocolate y las golosinas, un lugar donde la tradición y la historia se entrelazan con los placeres más dulces de la vida.
Conocida popularmente como la calle del Chocolate, esta vía ha ganado su merecida fama desde el siglo XVII, cuando de manera casi espontánea comenzaron a surgir diversas chocolaterías a lo largo de su recorrido. Desde entonces, el aroma embriagador del cacao ha impregnado cada rincón de la calle, convirtiéndola en un destino imperdible para los amantes del dulce.
La calle del Petrixol, la más dulce de Barcelona
Hoy en día, la calle del Petritxol sigue siendo el epicentro del negocio del chocolate en Barcelona. A lo largo de su centenar de metros, se suceden una tras otra las tiendas especializadas en chocolate, ofreciendo una amplia variedad de delicias que van desde los clásicos bombones y tabletas hasta exquisitos productos artesanales y gourmet.
Pero la calle del Petritxol es mucho más que un paraíso chocolatero; también es un lugar impregnado de historia y curiosidades. En el número 5 de esta encantadora calle se encuentra la Sala Parés, un espacio que desempeñó un papel crucial en el mundo del arte. Aquí, en esta emblemática sala, Picasso expuso por primera vez su obra en el pasado.
Esta calle, cuya primera constancia o referencia de su existencia data del año 1292, ha sido testigo de innumerables eventos y cambios a lo largo de los siglos, pero su encanto y su esencia perduran inalterables.
Las primeras chocolaterías de la ciudad
Caminar por la calle del Petritxol es sumergirse en un mundo de sabores y aromas que despiertan los sentidos. Además de su asociación con el chocolate y el arte, la calle del Petritxol alberga otras curiosidades que la hacen aún más especial. A lo largo de su recorrido, es posible encontrar pequeñas placas conmemorativas que destacan algunos de los momentos más significativos de su historia, desde la apertura de las primeras chocolaterías hasta los eventos culturales más destacados que han tenido lugar en la zona.