La calle Petritxol es una de esas vías cuyo tránsito se convierte en toda una experiencia gastronómica en Barcelona. Este espacio es visitado por miles de personas, tanto locales como turistas, por su esencia peculiar. Apenas mide 3 metros de ancho y 129 de largo, pero en este pequeño espacio se esconde el mejor chocolate con churros de la ciudad, una de las señas de identidad de esta calle.

HISTORIA

Recorrer esta suerte de travesía es una experiencia única. Un paseo por este itinerario solo toma unos minutos, lo que se tarda en recorrer los 130 metros que dividen Portaferrisa y la plaza del Pi. Su anchura da la sensación de poder tocar ambos lados a la vez. La historia de la calle Petritxol es, hoy en día, objeto de debate. Quienes se han acercado a estudiarla no tienen claro si el nombre se debe a su recorrido de piedras o a una influyente familia. Lo que sí se sabe es que, desde el año 1292, fue una vía de acceso a la iglesia del Pi.

Turistas paseando por delante de una chocolatería de la calle de Petritxol / HUGO FERNÁNDEZ

Posteriormente, esta vía fue cerrada al tránsito de carruajes, como lo fue también al de coches en el siglo XX. En la actualidad, esta calle peatonal está repleta de chocolaterías. De ellas, aún quedan varias con un origen muy ligado al del propio entorno, con varias décadas de historia a sus espaldas.

CHOCOLATERÍAS

Quienes se deciden a visitarla, descubren rápidamente por qué es denominada popularmente como la "calle del chocolate". Esto se debe a que, en el siglo XVII, se abrieron numerosos negocios para comercializar este alimento. Lo servían en todas sus formas, tanto sólido como líquido o, incluso, como parte de postres más elaborados.

Hoy en día, hay muchos comercios que perduran desde el siglo pasado, cuando las reuniones sociales eran más frecuentes. Obviamente, también han surgido nuevos locales en los que este alimento continúa siendo el protagonista. Un consejo que muchas personas recomiendan es detenerse y conocer las pinturas que adornan sus paredes. Sin duda, una alegoría al aroma que aquí se percibe.

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