Marta Tañà Codina empezó el año con un gran reto como nueva directora del Museo del Chocolate de Barcelona --desde enero de 2023--: darle una segunda vida a un equipamiento que se está quedando obsoleto. Un desafío que afronta con ganas e ilusión y para el que cuenta con una gran trayectoria profesional en el mundo de la gastronomía: aunque es licenciada en Comunicación Audiovisual, dirigió el programa de cocina Torres en la Cocina con los hermanos Torres para TVE y fundó el blog gastronómico La Gulateca. En conversación con Metrópoli, Tañà explica cómo se adentró en esta aventura y cuáles son sus principales planes para mejorar el atractivo turístico.
Pregunta: En enero de este año te estrenas como directora del Museo del Chocolate de Barcelona, con los retos que este nombramiento trae consigo. Desde hace tiempo se está trabajando para darle otra vida al equipamiento, un desafío que ahora te toca dirigir con un gran equipo detrás. ¿Cómo pretendéis hacerlo?
Respuesta: Cuando me ofrecieron la dirección del museo yo la acepté encantada. Como todos los equipamientos culturales de la ciudad, este también ha sufrido los efectos negativos de la pandemia. Han sido años muy duros que han dejado secuelas que ahora intentaremos revertir. Es el momento de repensar qué hacemos con el Museo del Chocolate, que surge de una iniciativa del Gremio de Pastelería de Barcelona para difundir el chocolate y la tradición gastronómica catalana en torno a este alimento. Toda esta tradición es la que queremos explicar, mantener y potenciar desde el museo para que llegue a más público.
El Museo del Chocolate data del año 2000 y desde entonces no ha sufrido ninguna transformación. Sí que lo ha hecho, en cambio, la cafetería colindante, mucho más moderna y con una imagen completamente diferente. ¿Tenéis planteado realizar algún cambio en el museo para que su imagen sea equilibrada con el resto del edificio?
Muchas de las figuras y de los elementos que encontramos en el museo datan del año de su inauguración, hace más de 20 años. Somos conscientes de que el museo necesita una renovación, pero también creemos que aún mantiene una función muy importante de sorprender al visitante con las esculturas que se encuentran en su interior. Si queremos explicar la historia del chocolate en la cultura pastelera catalana, debemos mantener estas figuras, algunas de ellas históricas y que están aguantando mucho más de lo esperado. Pensemos que el chocolate es un material orgánico y que, por lo tanto, tiene problemas de conservación. Tenemos la pieza de La Piedad, de Lluís Muixí, con más de 40 años de antigüedad. A todo este legado hay que darle mucho valor y comunicarlo al exterior.
Porque como decías, el chocolate cuesta mucho de mantener, sobre todo ahora en verano...
Exacto. Para poder mantener el chocolate en unas condiciones óptimas no debe sufrir grandes cambios de temperatura. Tiene que estar siempre en torno a los 20 grados, por eso procuramos que siempre haya un clima constante en el interior del museo. Además, están protegidas con unas vitrinas que las aíslan de los agentes externos. El chocolate es posiblemente el material más complicado de conservar, algo que se ha convertido en nuestro mayor reto. Además, también tenemos que tener en cuenta que hay insectos que atacan esta materia orgánica y que surgen de su interior. Por eso, desde el museo estamos trabajando en un nuevo tratamiento pionero para eliminar las plagas de algunas de las figuras, como la anoxia, que además garantiza su conservación.
Por lo tanto, ¿ya estáis restaurando el museo?
Exacto. Pero siempre conservando el valor artístico e histórico de todas las figuras. Para poder hacer esta restauración primero es necesario eliminar las plagas que en estos momentos afectan a algunas figuras. Nos encontramos en medio de una prueba piloto que nos permite acabar con los bichos sin estropear el chocolate ni la figura. Esta sería la primera parte del proceso, a la que le seguiría la conservación de las figuras una vez eliminada la plaga de su interior. Al final el chocolate es muy moldeable, con lo que dando una capa a las figuras ya conseguimos que nos aguanten muchos años más.
¿Cuál es vuestro público principal?
Tenemos todo tipo de públicos, pero el principal es el extranjero de fuera de España, sobre todo de Estados Unidos, Francia y Alemania. Por eso en verano es cuando más afluencia tenemos. El otro es público local, en el que destaca el familiar. Vienen muchas familias con los niños a visitar el museo, porque además ofrecemos varias actividades y talleres para ellos muy completos.
¿La cafetería vive del mismo público que el museo?
Sí, aunque es verdad que tenemos nuestros clientes habituales que vienen todos los días a tomarse un café o un chocolate. Por otro lado, también vendemos productos que están expuestos en la tienda.
¿Cuál es el mayor reto ahora mismo del Museo del Chocolate de Barcelona?
Difundir aún más y mejor todo lo relacionado con el mundo del cacao, sobre todo a los colegios que vienen a vernos: la historia, su origen, que supuso para Barcelona... Pero sobre todo explicar la tradición del chocolate dentro del mundo de la pastelería catalana, una riqueza patrimonial muy importante que creemos que es necesaria conservar. Para ello hay que explicar como se hace el chocolate para que la gente aprenda a valorar el producto. Y después, a largo plazo, renovar la zona museística y hacerla más atractiva para las nuevas generaciones. Pero esto es un camino que iremos emprendiendo con el tiempo.
¿Renovar la web también es una de vuestras asignaturas pendientes?
Es verdad que tenemos una web antigua, pero estamos en proceso de renovarla porque se trata del escaparate del museo. También nos estamos iniciando en el mundo de las redes sociales, que creemos fundamentales para llegar al público más juvenil. Ningún museo puede permitirse hoy en día no estar en Instagram, TikTok... ¡Nosotros estamos en ello!