El estrabismo es un defecto visual que se produce a causa de una alteración que provoca la desviación de un ojo (o los dos) y, por lo tanto, se pierde la coordinación e impide fijar la imagen en un mismo punto y de forma simultánea.
Esta patología se suele manifestar antes de los seis meses de vida, aunque también puede mostrarse años más tarde e incluso en la edad adulta.
Las causas
En la aparición del estrabismo intervienen factores hereditarios y oftalmológicos como las cataratas congénitas o los defectos refractivos como la miopía o la hipermetropía, aunque hay que tener vigilancia activa para descartar problemas cerebrales o del sistema nervioso.
Esta pérdida del paralelismo ocular puede manifestarse de varias formas, desde endotropia (hacia adentro), exotropia (hacia afuera), hasta hipertropia (hacia arriba) o hipotropia (hacia abajo), e incluso en combinaciones de direcciones o torsionalmente.
Señales de alerta
Pero, ¿cuándo deberían los padres preocuparse y buscar ayuda profesional? Según la doctora Dora Fernández Agrafojo, oftalmóloga del Instituto INOF de Centro Médico Teknon, "si se observa alguna desviación constante en los primeros meses de vida del bebé, es fundamental acudir a un especialista en oftalmología pediátrica".
"Concretamente, si el niño tiende a guiñar un ojo, especialmente en días soleados o durante actividades al aire libre o si inclina la cabeza o mira de lado (habría que descartar un indicio de tortícolis compensatoria– o si se muestra torpe, tropezando a menudo y careciendo de seguridad en sus movimientos, es necesario consultar a un especialista”, concreta la especialista en oftalmología pediátrica y estrabismo.
Hay que tener en cuenta que se trata de una afección que puede pasar desapercibida pero que puede tener un impacto significativo en la vida de un niño. De ahí la importancia de detectarlo a tiempo y desarrollar un tratamiento eficaz que evite complicaciones visuales a largo plazo.
Exploración oftalmológica
El estrabismo puede ser más evidente en estados de cansancio o debilidad (un proceso febril, sueño, al final del día, etc.). Por este motivo, algunas veces puede resultar difícil diagnosticarlo con una visita pediátrica. Es muy importante que sea un especialista en oftalmología pediátrica o estrabología quien haga la valoración.
"Toda exploración oftalmológica, tanto de niños como de adultos, requiere una dilatación de la pupila. Para ello se aplican unas gotas, colirio ciclopéjico, que relajan la acomodación y nos asegura la graduación del niño, imprescindible en miopía, hipermetropía o astigmatismo y si necesita llevar gafas, gracias a las diferentes herramientas y una gran experiencia del profesional en la evaluación y tratamiento de niños y niñas muy pequeños", señala la doctora Fernández Agrafojo.
Consecuencias en la infancia
Un estrabismo no detectado y tratado de manera inadecuada puede afectar la visión, el aprendizaje y la salud ocular del niño. Entre las consecuencias más significativas destacan la ambliopía u 'ojo vago', una condición en la cual el cerebro del niño suprime la visión de uno de los ojos para evitar la visión doble y confusión debido a la desviación ocular; la pérdida de visión binocular, que afecta la percepción de profundidad, la estimación de distancias y la visión tridimensional, o el impacto estético y psicológico, que puede causar problemas de autoestima y dificultades escolares.
De ahí que el diagnóstico temprano resulte fundamental para iniciar un tratamiento adecuado. Entre más pronto se detecten los problemas oculares, más pronto se podrá lograr la curación o la mejoría. El desarrollo visual de un niño alcanza su casi totalidad al año de edad y estará completamente desarrollado a los cinco años, lo que subraya la importancia de detectar problemas lo antes posible.
Tratamiento en niños
El tratamiento del estrabismo en la infancia debe seguirse después de una revisión oftalmológica exhaustiva, que evalúe la magnitud de la desviación, la motilidad ocular, la refracción bajo dilatación pupilar y el fondo de ojo, así como otras posibles afecciones.
Si se detecta un defecto refractivo, la primera línea de tratamiento es la corrección óptica, es decir, el uso de gafas o lentes de contacto (en niños mayores). En casos de estrabismo acomodativo corregido con gafas, si la desviación se resuelve, no se requiere cirugía.
La cirugía
Cuando, a pesar del uso de gafas, el paciente continúa experimentando pérdida de visión, puede ser necesaria una intervención quirúrgica. "En algunos casos, esta intervención debe ser realizada de manera precoz, como en el estrabismo congénito; en otros casos, puede postergarse hasta que el niño tenga entre 5 y 6 años de edad", especifica la especialista
Debido a la naturaleza de la cirugía, se requiere anestesia general. Durante esta intervención, se manipulan los músculos oculomotores y se refuerzan o debilitan los músculos responsables de la desviación ocular, según el tipo de estrabismo diagnosticado.
A pesar de su complejidad, los especialistas en estrabología cuentan con la experiencia y los conocimientos necesarios para abordarla con seguridad.
Revisiones oftalmológicas: cuándo hay que hacerlas
Las revisiones oftalmológicas en niños son recomendadas en momentos clave de su desarrollo:
Recién nacidos: Se recomienda una evaluación inicial para descartar problemas.
Bebés y niños pequeños: Se aconseja una revisión entre los 6 meses y 1 año para detectar problemas visuales tempranos.
Edad preescolar: Se debe realizar otra revisión entre los 3 y 5 años, antes de que el niño comience la escuela.
Edad escolar: A partir de los 6 años, se sugiere realizar revisiones cada dos años, a menos que existan factores de riesgo que requieran mayor frecuencia.