Pueblos con fortalezas medievales hay varios cerca de Barcelona. Sin embargo, el más antiguo de todos es Cardona, situado en la comarca del Bages, a solo una hora de la capital catalana. Con un castillo impresionante y anterior al siglo X, este municipio existía antes de su "fecha de nacimiento" oficial.
Su historia se remonta oficialmente al 23 de abril de 986. Desde entonces, ha sabido sobrevivir a lo largo de los siglos, manteniendo su esencia medieval y su impresionante legado hasta convertirse en el pueblo con más historia de la provincia de Barcelona.
Fortificación defensiva
El castillo de Cardona, una majestuosa fortaleza que domina el paisaje, es el emblema indiscutible de este pueblo. Construido en el año 886 por Wifredo el Velloso, el castillo no solo sirvió como una fortificación defensiva, sino también como un símbolo de poder y resistencia. Durante el siglo XV, los duques de Cardona, la familia más importante de la Corona de Aragón, sin contar la Casa Real, habitaron en él.
A lo largo de los siglos, esta construcción ha sido testigo de numerosas batallas, intrigas y transformaciones, consolidándose como uno de los monumentos más significativos de la región. Destaca la defensa hecha durante la guerra de Sucesión (1711-1714) siendo la última fortaleza que se rindió a las tropas de Felipe V.
Restos ibéricos
Cardona tiene una fecha de nacimiento por la historia documentada: el 23 de abril del año 986, el día en que el Conde Borrell II otorgó la II Carta de Poblament, que actualmente se conserva en el archivo histórico del pueblo. Pero Cardona existía ya de mucho antes, como lo atestiguan los restos ibéricos que se han encontrado y siempre vinculada a la riqueza de la Vall Salina que, con el tiempo, dio poder e influencia a sus señores, la estirpe de los Cardona.
Hoy en día, Cardona no sólo es un destino turístico popular por su patrimonio histórico y natural, sino también un lugar donde se respira la autenticidad de sus tradiciones y cultura. Los visitantes pueden explorar el castillo, pasear por sus calles empedradas, visitar la colegiata de Sant Vicenç o adentrarse y descubrir los 86 metros de profundidad de las galerías de la mina de la Montaña de Sal.