Un renacer cultural y artístico se apoderó de Barcelona durante las décadas de 1960 y 1970. Y Consell de Cent se benefició de esta tendencia. De 12 a 14 galerías de gran prestigio se aglutinaron en esta calle para acercar el arte a la vida de los ciudadanos. Era la calle idónea: céntrica, accesible para un público amplio y edificios de arquitectura que favorecían amplias superficies diáfanas y grandes ventanales por donde se filtraba la luz natural.

Durante este periodo, salas de arte como Joan Gaspar, Joan Prats, Sala Parés, René Metras, Trama o Taché consolidaron esta calle como una referencia para el arte en Barcelona y en España. Obras de algunos de los artistas más influyentes como Joan Miró, Antoni Tàpies, Pablo Picasso o Josep Guinovart se exhibieron en estos espacios artísticos, invitando a la reflexión, emoción y admiración. 

Galería Carles Taché Galería Carles Taché

Lo que en su momento fue un polo de atracción cultural empezó a perder fuerza en los años 90 y 2000. La descentralización del mercado del arte y la aparición de nuevas áreas culturales, como el Born y el Raval, llevaron a muchas galerías a trasladarse o cerrar. Este proceso se aceleró tras el cambio en la ley de arrendamientos en 2016, lo que impulsó a míticas salas de arte a mudarse a otros ejes comerciales. La liberación de locales en Trafalgar fue otro punto clave para que espacios como Senda o Taché apostaran por esta calle situada en la frontera entre l’Eixample y Ciutat Vella.

Un nuevo núcleo artístico

Desde entonces y hasta la fecha, numerosos espacios artísticos como Bombon Projects, Dilalica, Uxval Gochez, LAB36, Pigment Gallery y Taché se han agrupado en esta calle, convirtiéndola en el "nuevo núcleo de galerías de arte contemporáneo de Barcelona", según respalda Carlos Durán, propietario de la galería Senda, Ferran Josa, dueño de Pigment Gallery y Miguel Marcos, propietario de la galería que lleva su nombre.

"Hay un efecto multiplicador en los últimos tres años, y ahora es el momento de mayor esplendor de galerías de arte en la calle", explica el propietario de Pigment Gallery, Ferran Josa, a Metrópoli. Según el galerista, este eje se ha convertido en "el epicentro del arte contemporáneo en Barcelona", gracias a una "diversidad de galerías de gran prestigio que enriquecen la oferta cultural".

Galería Pigment Gallery GOOGLE MAPS

Los "satélites" que rodean a Trafalgar, como los denomina Josa, refiriéndose a galerías como RocioSantaCruz, Artur Ramon o Valid Foto, también "deben tenerse en cuenta", ya que entran "dentro del nexo" y, a juicio del galerista, también contribuyen a la consolidación de este nuevo núcleo artístico en la capital catalana.

Subida de los alquileres 

En conversación con Metrópoli, Miguel Marcos, propietario de la galería que lleva su nombre, en la calle Jonqueres, junto a la de Trafalgar, asegura que uno de los motivos que empujó a que esta calle se convirtiera en el nuevo eje comercial de galerías, fue la subida de los alquileres a raíz del cambio de la ley de arrendamiento en el 2016. "Algunas galerías como Senda abandonaron Consell de Cent porque no pudieron asumir las nuevas expectativas económicas de los locales y se fueron a Trafalgar". 

Carlos Durán, propietario de la galería Senda, corrobora a este medio que muchas de las galerías que se fueron de Consell de Cent fue debido al aumento de los alquileres. Sin embargo, aclara que en su caso fue porque no estaban "del todo contentos", pese a que era una ubicación muy buena para los barceloneses. "Los precios de los locales y su configuración no eran los adecuados para una galería de arte".

Galería Senda Cedida

 

En busca de la representación museística

Senda tenía claro lo que buscaba: "Un espacio más neutro, con techos altos, que permitiera presentar a los artistas como si fuera una representación museística". También era consiente de "la pérdida de identidad de las galerías en Consell de Cent cuando comenzaron a abrir restaurantes, chocolaterías y otro tipo de comercios". 

Según explica Durán, la suma de todos estos factores fueron los que empujaron a la galería a buscar una ubicación nueva. "En un momento determinado entramos en crisis, y coincidió que a otras galerías se le acababan los contratos de renta antigua, cosa que en nuestro caso no afectó, y empezamos a debatir en conjunto a dónde íbamos". 

"Cada uno fue a buscar donde podía, pero al final no nos pusimos de acuerdo. Fue una pena. Algunas decidieron irse a L'Hospitalet, pero nosotros vimos que había una cantidad de espacios maravillosos en la calle Trafalgar, a manzana y media de plaza Catalunya y con configuraciones casi industriales, a un precio razonable", apunta Durán. 

Pigment Gallery Pigment Gallery

Estampida de mayoristas de ropa

Con el aumento de los alquileres en 2016, múltiples mayoristas de ropa chinos que estaban instalados en Trafalgar huyeron a otras zonas fuera de la capital catalana, como Badalona, donde se concentraba una amplia oferta de naves amplias y baratas.

"La liberación de estos espacios nos permitió mudarnos a esta zona", asegura tanto el propietario de la galería Senda, Carlos Durán, y Ferran Josa, dueño de Pigment Gallery. Asimismo, los "precios del alquiler de los locales eran más asequibles que en Consell de Cent", coinciden ambos galeristas. 

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Energía de dos barrios

Frontera de dos barrios. Este fue otro eco que guio a Durán a decantarse por Trafalgar. "Por un lado, está la Ribera, lleno de historia, con estudios de artistas y artesanos, lo que le da una potente energía creativa. Por el otro, Trafalgar marca el inicio del Eixample, una zona más moderna, postindustrial y burguesa. Esta unión da una tensión fabulosa a la calle". Un aspecto en el que coincide el propietario de Pigment, Ferran Josa: "Buscaba una mayor afluencia de turistas y este eje vértebra entre Gòtic y Born lo conseguía".

La conexión con otros barrios como Poblenou también fascinó a Durán. "Estas personas buscan estar cerca del centro, aportan una energía renovada y se involucran en las actividades de las galerías", argumenta Durán. Aunque mudarse a Trafalgar le generó cierto vértigo al principio, dado que era una calle aún por colonizar, el galerista afirma que fue "una decisión muy acertada".

Galería Carles Taché Galería Carles Taché

"El efecto llamada de Senda"

Senda fue la primera galería en aventurarse en la calle Trafalgar. Tras su llegada, no tardaron en sumarse otras como Taché, Bombon, Pigment Gallery o Dilalica. Un fenómeno que el propietario de la galería Miguel Marcos define como "efecto llamada".

"Hay galerías que arrastran a otras galerías. Porque son importantes y tienen un reclamo de prensa. Tienen una cuota de imagen que establece la zona como un lugar de prestigio. Senda es una galería que tiene distinción y ha motivado a otras galerías para que se desplazaran aquí", afirma Miguel.

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La unión hace la fuerza

La unión hace la fuerza no es meramente un proverbio popular. Dentro del sector galerístico se ha demostrado que funciona. "La competencia siempre suma", coinciden tanto Durán como Josa y Miguel Marcos.

"Crear un centro donde el público sepa que puede acudir a diversas galerías es fundamental. Si solo existe una galería en la zona, resulta difícil atraer a un número significativo de visitantes; en cambio, si somos más de cinco, es mucho mejor", explica Josa.

En los últimos años, Trafalgar se ha consolidado como el núcleo artístico, y ya concentra más de 10 galerías en una misma área. Y no hace falta gritarlo a los cuatro vientos porque los coleccionistas ya saben a dónde dirigirse. "Aquí tienen la oportunidad de obtener una visión amplia, rápida y real de lo que está sucediendo en el ámbito del arte contemporáneo en Barcelona", dice Ferran Josa, propietario de Pigment Gallery.