Este es el rincón más frío de Barcelona: hasta -8,5 grados en invierno
En pleno parque natural de Collserola, encontramos el lugar más gélido de la capital catalana, con hasta 11 grados menos que en el centro de la ciudad
El frío se hace de rogar en Barcelona. No obstante, hay un punto en concreto donde los termómetros ya han descendido en los últimos días. En un singular punto de la sierra barcelonesa, donde las noches de invierno suelen ser gélidas y en verano se agradecería una manta para poder dormir, encontramos el Revolt de les Monges.
Situado en una de las curvas más cerradas de la carretera de Vallvidrera-La Floresta, y punto de inicio de rutas senderistas al Tibidabo o a la Font de la Budellera, el Revolt de les Monges, o también llamada Curva de las Monjas, se corona como el lugar más frío de la ciudad condal.
Historia esotérica: asesinaron a cinco monjas
En él encontramos, ya no solo su reputación térmica, sino también una pequeña historia esotérica: el asesinato de cinco monjas a manos de los republicanos en 1936. En recuerdo a ellas, se puede observar una cruz que conmemora a las religiosas.
¿A qué se debe tanto frío?
El primer factor es su altitud: se encuentra a unos 300 metros sobre el nivel del mar, por lo que recibe más directamente y con un gradiente térmico más acusado la llegada de masas de aire frío.
Un segundo factor, y posiblemente el más importante, es su ubicación. El Revolt de les Monges se sitúa en la vertiente de Collserola que da al Vallés Occidental, y no a la cara de la montaña que da a la ciudad. Eso permite que no le afecte la cúpula o isla de calor barcelonesa y reciba el frío directamente de la Plana Vallesana.
"Efecto tobogán"
Las singularidades orográficas también ayudan a conseguir estos valores. Es un punto donde confluyen tres torrentes: el Torrent de la Budellera, el de Cardona y el de la Vinassa, por lo que todo el frío almacenado en altura, desciende en un “efecto tobogán” por ellos, hasta desembocar en el Revolt.
Y una última característica que lo convierte en un lugar único donde alcanzar dichos valores es la sombra y la vegetación existentes. La poca radiación solar que incide en este punto, combinada con el efecto termorregulador de la flora que lo circunda permite que las temperaturas se mantengan bajas tanto de noche, como durante el día.
Inviernos gélidos
Todo este conjunto de factores hacen que los inviernos sean excepcionalmente fríos, con récords de mínimas durante estos meses que van desde los -3 °C hasta los -8,5 °C. En efecto, valores realmente destacables para ser la ciudad de Barcelona.
Desde que el proyecto nació en marzo de 2021, ya son más de 70 las noches que se han alcanzado valores bajo cero, siendo -5,7 °C la mínima más gélida de los últimos años, en enero de 2023.
Estos datos contrastan con el resto de la capital catalana; y es que debemos remontarnos a 2005 para encontrar la última noche bajo cero en el centro de Barcelona.
Noches muy frescas en verano
Después de cuatro veranos consecutivos de mediciones ininterrumpidas, el termómetro ubicado en el Revolt de les Monges ha conseguido contabilizar tan sólo 14 noches tropicales, es decir, noches en las que se superan los 20 °C.
Un valor, sin duda, que contrasta, de nuevo, con las 438 noches que en el centro de Barcelona se han superado esos 20 °C durante el mismo período. Sin duda, un microclima, tanto en invierno, como en verano.