Los restos de un cementerio del S.X que resisten en Horta: junto a un club de tenis centenario
Incrustados en un muro trasero del centenario Club de Tenis resisten entre la maleza los últimos vestigios de la iglesia de Sant Joan, del siglo X, y su camposanto medieval
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Si dijera que lo encontré por casualidad, mentiría. Así que confieso: esta vez fui a Horta con premeditación y alevosía, dispuesta a encontrar algo muy concreto que, eso sí, le oí explicar a alguien porque a veces la vida te pone en el lugar concreto y en el momento exacto, quién sabe por qué.
Total, que un día cogí al el metro hasta Horta y eché a andar por sus calles en busca de Campoamor y, desde allí, cuesta arriba hasta Rembrandt. Tirando de intuición y curiosidad, bordeé el centenario Club de Tenis Horta y me di de bruces con lo que buscaba. Asomada de puntillas a una tapia alta descubrí un pequeño solar baldío, un espacio de otra época que parecía murmurar secretos olvidados.
Vestigios
Allí estaban, ante mí, incrustados en el muro trasero del club, los restos de lo que un día fue la entrada del cementerio parroquial de la antigua iglesia de Sant Joan d'Horta: dos columnas de piedra, flanqueadas por un dintel desgastado por el tiempo, que se resisten a desaparecer entre la maleza. A la izquierda, pegados a la calle Salses, unos muros de piedra maciza, cubiertos de cicatrices, susurran historias de un pasado medieval.
La iglesia de Sant Joan d'Horta no fue un templo más. Sus raíces se hundían hasta el siglo X. Los documentos del siglo siguiente ya mencionan un pequeño núcleo urbano que dependía de la parroquia de Sant Andreu de Palomar, aunque la primera referencia a una iglesia propia es del año 1095.
Antiguo núcleo urbano
Era una pequeña capilla ubicada en la casa de los Horta (entonces, escrito Orta), que dominaba estas tierras. En 1260 se convirtió en sufragánea de la iglesia de Sant Genís dels Agudells, hasta que, en 1860, obtuvo su propia parroquia, marcando un punto de inflexión en la historia local. A partir de ese momento, incluso Sant Genís pasó a depender de ella, un signo de la creciente importancia de Horta.
La iglesia del siglo XII que se conservó hasta principios del XX era un humilde edificio de tres naves con bóveda de cañón y reminiscencias de estilo bizantino, románico y gótico, presidida por un campanario cuadrangular almenado como una torre de defensa. Un bajo relieve de piedra picada representaba el degüello de San Juan.
El nuevo templo
El crecimiento del pueblo en el siglo XIX hizo que la antigua iglesia se quedara pequeña. Así, en 1905 se colocó la primera piedra de un nuevo templo, unos cientos de metros más cerca del centro del pueblo, en la actual calle Rectoria, si bien la vieja Sant Joan seguía prestando servicio. Sin embargo, la historia tenía reservado un giro trágico: en julio de 1909, en plena Setmana Tràgica, la iglesia de Sant Joan d'Horta se convirtió en pasto de las llamas y solo quedó en pie el campanario y parte de la estructura.
El incendio aceleró la construcción de la nueva iglesia, en la calle Campoamor, cuyas obras se reanudaron en 1911 bajo la dirección del arquitecto Enric Sagnier. Esta, se inauguró en 1917, aunque no se acabó hasta 1980. Pero, en 1912, en el terreno que antaño ocupó el cementerio parroquial, ya se fundó el Club de Tenis Horta.