
La Verneda esconde una enorme figura de acero de los Juegos Olímpicos
La Verneda esconde una enorme figura de acero de los Juegos Olímpicos: seis metros de altura
La enorme escultura de acero corten es una obra de Francesc Torres Monsó que convierte este rincón de la Verneda en un lugar de encuentro con uno mismo
Noticias relacionadas
- El paseo de Gràcia esconde una cafetería con estilo del S.XX: mármol rosa, puertas y detalles dorados
- Es un jardín novecentista, pero antes era un parque de atracciones: fue diseñado por un famoso arquitecto
- Más cerca que Rupit: el precioso pueblo medieval ideal para una escapada y a 50 minutos de Barcelona
- El pasado industrial en el barrio de Sant Antoni de Barcelona que fascina a sus vecinos
“El llarg viatge” es un lugar en el mapa de Barcelona, un alto en el camino allí donde la Rambla de Prim se cruza con la rambla de Guipúscoa. Inaugurada poco antes de los Juegos Olímpicos de Barcelona '92, esta enorme pieza de seis metros de altura es una invitación a la reflexión en forma de escultura.
Su estructura de acero corten, con bloques geométricos que parecen fragmentarse en el aire, evoca un monolito moderno, “un constructivismo con alma” (o eso dicen los que entienden de arte).
La visión del ser humano
Es obra del artista gerundense Francesc Torres Monsó, discípulo de los escultores Josep Clarà y Enric Monjo, que plasmó en esta obra su visión del ser humano en relación con el cosmos.

La escultura en La Verneda
Pero, claro, para comprender esa visión, hay que sumergirse en el universo creativo de Torres Monsó, y eso sí que es un largo viaje que va del academicismo a la denuncia social, pasando por el pop art y el arte conceptual.
Torres Monsó, fallecido en 2015, fue un artista reconocido por su ironía y su generosidad. A lo largo de su extensa trayectoria, exploró temas como los traumas humanos, el azar, la muerte y el equívoco, siempre con una mirada crítica y una profunda sensibilidad.
La escultura es "un viaje hacia la incertidumbre, los límites del lenguaje que hacen camino hacia el interior del ser humano", decía el artista… Ahí queda eso.
Un "espejo" artificial
El estanque artificial de 60 metros de largo que rodea la escultura no es una casualidad. Actualmente está vacío, pero cuando está lleno de agua, actúa como un espejo que duplica la imagen de la obra, creando un juego de luces y sombras.

La escultura El Llarg Viatge de La Verneda
Al reflejarse en el agua, explican quienes entienden de estos temas, "El Llarg Viatge" se convierte en un símbolo de la dualidad, de la fragilidad de la existencia y de la constante búsqueda de sentido. Y, por supuesto, en una muestra de la capacidad de su autor para transformar el acero en poesía, para convertir un espacio urbano en un lugar de encuentro con uno mismo.
Pues no se hable más. Me acomodo en un banco bajo el sol de invierno y contemplo esa enorme estructura fragmentada mientras, sin darme cuenta, me abandono durante unos minutos a la reflexión.