La chimenea solitaria del Fòrum en Barcelona

La "chimenea solitaria" del Fòrum en Barcelona INMA SANTOS

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La "chimenea solitaria" del Fòrum: un mástil de barco de 20 metros junto al mar en Barcelona

La escultura diseñada por Martínez Lapeña y Torres aúna tecnología punta y elementos analógicos con funciones de observatorio

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En el corazón del Parc del Fòrum, allí donde antes resonaban los ecos de un evento transformador para Barcelona, se erige un faro peculiar: la Chimenea Solitaria.

En la Plaça Ernest Lluch, como quien da la bienvenida a la brisa marina, se alza esta columna que, más allá de su evidente función, es una oda a la memoria y al espíritu innovador de la ciudad. ¿Quién diría que una estructura de metal podría contarnos tantas historias?

Un mástil de barco que desafía al cielo

Con sus 20 metros de altura, la “Chimenea Solitaria”, de chimena solo tiene el nombre, y no esconde su inspiración marinera: un mástil de barco que desafía al cielo. Un guiño sutil a ese pasado portuario que late bajo el asfalto del Fòrum. Como si la historia del barrio, antaño surcado por barcos y cargado de salitre, emergiera para fundirse con la modernidad de este espacio.

La firma de este singular vigía, inaugurado en 2007, lleva el sello de José Antonio Martínez Lapeña y Elías Torres, los mismos arquitectos que dieron forma a la explanada del Fòrum.

Hoy convertida en un símbolo del lugar, aúna la visión arquitectónica de sus creadores: la de Martínez Lapeña, con la mirada puesta en la regeneración urbana y la creación de espacios efímeros, y la de Torres, con su audacia para integrar la arquitectura en el paisaje.

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Mucho más que una escultura

No hay que dejarse engañar por su nombre ni por su apariencia artística. La “Chimenea Solitaria” es mucho más que una escultura, es un moderno observatorio meteorológico. En sus entrañas late la tecnología necesaria para medir y mostrar, en tiempo real, los caprichos del clima: la velocidad y la dirección del viento, la temperatura, la humedad, la presión atmosférica, incluso la radiación solar.

Los datos, proyectados en pantallas digitales brillantes en la parte superior, crean un contraste fascinante con los elementos analógicos que también adornan la estructura: un reloj tradicional, una veleta coqueta, barras que señalan los puntos cardinales.

Pasado y presente se dan la mano en este vigía elegante con aspecto de un mástil de barco que se niega a abandonar su alma de marinero.