Locales comerciales cerrados en alquiler en la calle de Portaferrissa

Locales comerciales cerrados en alquiler en la calle de Portaferrissa METRÓPOLI

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Esta era la calle más ‘pija’ de Barcelona en el S.XIX: con los mejores comercios y palacios

El Paseo de Gràcia y la Rambla de Catalunya no siempre han sido las avenidas más populares de las tiendas de la capital catalana 

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En pleno siglo XIX, la Barcelona que hoy conocemos como un centro global de comercio no era aún la metrópoli que es hoy. Mientras que el Paseo de Gràcia y la Rambla de Catalunya dominan el panorama actual de la ciudad con sus tiendas de lujo y altos alquileres, la verdadera arteria comercial de la Barcelona de antaño era la calle Portaferrissa.

Situada cerca de Las Ramblas, esta calle, hoy menos relevante, albergaba en sus comienzos una de las puertas de entrada a la ciudad. A un lado se encontraba la fuente que le dio nombre, un lugar clave para los vecinos que acudían a abastecerse de agua.

Además, la calle fue el epicentro de grandes transformaciones comerciales y de la alta burguesía, lo que la convirtió en la más codiciada por aristócratas, comerciantes y ciudadanos.

La fuente de Porta Ferrissa en una imagen de archivo

La fuente de Porta Ferrissa en una imagen de archivo WIKIMEDIA COMMONS

La transformación de la calle

En 1774, la construcción del Palacio Moja marcó el inicio de una serie de transformaciones en la zona. Este palacio, con su imponente fachada y sus majestuosos jardines, fue la residencia de familias ilustres y testigo de un dinamismo comercial sin igual. Pronto, en los bajos del palacio, se abrieron tiendas que ofrecían desde productos de lujo hasta artículos de uso diario.

A lo largo de la calle Portaferrissa, a partir de finales del siglo XIX y principios del XX, proliferaron emblemáticas tiendas, como la Droguería Luis Grases (1885), la Farmacia Montserrat o los Grandes Almacenes Guillem (1929). Este flujo de establecimientos con productos exclusivos y de calidad fue lo que dotó a la calle de un carácter inconfundible.

Portaferrissa también vio nacer importantes comercios como la joyería Manuel Guillen Blanca e hijos, la sombrerería Maison Germaine o la tienda de chocolates Company. Pero no solo el comercio definía la calle: la zona tenía destacados edificios como el Palacio Palmerola y el Palacio Magarola, residencias de la élite de la época.

Locales que han quedado cerrados y tapiados en la calle de la Portaferrissa

Locales que han quedado cerrados y tapiados en la calle de la Portaferrissa METRÓPOLI

Vida cultural 

Además de su faceta comercial, la calle se caracterizó por una atmósfera cultural vibrante, con la instalación de escuelas y asociaciones, como el Círculo Republicano de Barcelona o la Escuela Inglesa Vaughan. Estas instituciones reflejaban la efervescencia de una ciudad en transformación, que comenzaba a moverse al ritmo de la modernidad.

Aunque la Portaferrissa ha perdido parte de su protagonismo comercial, sigue siendo una calle emblemática, recordando su pasado glorioso como el centro neurálgico del comercio barcelonés.

La huella de sus edificios históricos, la historia de sus tiendas y la riqueza cultural que marcó la ciudad en los siglos XIX y XX siguen siendo un testimonio de lo que fue uno de los puntos más codiciados y prestigiosos de Barcelona.