
Imagen de archivo de las Fiestas de Gràcia en el carrer de Bonavista en 1880
Ya no existe: el pueblo independiente de Barcelona que se convirtió en uno de los barrios más populares de la ciudad
El crecimiento poblacional y la Revolución Industrial aumentaron la necesidad de expansión de la capital catalana, que adhirió este pueblo al municipio
Esta era la calle más ‘pija’ de Barcelona en el S.XIX: con los mejores comercios y palacios
Barcelona, con más de 2000 años de historia, ha experimentado numerosas transformaciones urbanísticas.
Sin embargo, pocos cambios han sido tan trascendentales como la anexión de los pueblos independientes que la rodeaban, los cuales pasaron a formar parte del tejido urbano.
Uno de los casos más representativos es el de Gràcia, un antiguo municipio que, tras la implementación del Plan Cerdà, se integró a la Barcelona moderna y se convirtió en uno de sus barrios más emblemáticos.
La Barcelona del siglo XIX: una ciudad al borde del colapso
Antes de la gran expansión urbanística, Barcelona estaba confinada dentro de sus murallas medievales.
Estas estructuras, construidas para proteger la ciudad, también limitaban su crecimiento, provocando un hacinamiento extremo.
Calles estrechas, falta de ventilación y condiciones sanitarias deficientes hacían que la vida fuera muy dura. El crecimiento poblacional y la Revolución Industrial aumentaron la necesidad de expansión.

Mapa de la muralla medieval de Barcelona
Gràcia: un pueblo con identidad propia
Fuera de las murallas, el paisaje era predominantemente rural, con campos de cultivo y pastos que abastecían a la ciudad.
Entre estos terrenos se encontraban pequeños núcleos urbanos con administración propia. Gràcia, al norte de Barcelona, era uno de estos pueblos, con su propia vida comunitaria basada en la agricultura y la artesanía.
Gràcia destacaba por su tranquilidad y sentido de comunidad. Contaba con una plaza mayor, iglesia, mercado y calles llenas de casas bajas con huertos. A diferencia del caos de la ciudad amurallada, aquí la vida transcurría a otro ritmo.
El Plan Cerdà y la anexión de los pueblos
La crisis urbana de mediados del siglo XIX llevó a la implementación del Plan Cerdà, una propuesta que buscaba expandir Barcelona de manera ordenada y saludable.

Paseo de Gràcia desde Casa Fuster antiguamente / PASSEIG DE GRÀCIA
El plan contemplaba calles amplias, manzanas abiertas y espacios verdes para mejorar la calidad de vida. Como parte de esta transformación, Gràcia, junto con Sant Andreu, Sants y Sarrià, fue anexionada a la ciudad.
A pesar de su integración, Gràcia conservó su identidad. Hoy en día, sigue siendo un barrio con personalidad propia, conocido por su ambiente cultural y plazas llenas de historia.
Gràcia en la actualidad: un barrio con historia y modernidad
Actualmente, Gràcia es uno de los barrios más vibrantes de Barcelona. Sus calles peatonales, comercios locales y oferta cultural lo convierten en un destino clave.
La Festa Major de Gràcia, que cada verano transforma el barrio con calles decoradas y actividades, es un reflejo de su espíritu comunitario.