Fotomontaje de Secun de la Rosa sobre un fondo de la ciudad de Barcelona
No es Madrid, la ciudad favorita de Secun de la Rosa está en Catalunya: "Me siento muy afortunado y disfruto de todo lo que ofrece"
El actor y director reivindica su vínculo con Barcelona, donde nació y a la que vuelve siempre que puede, aunque su carrera se haya forjado en Madrid
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Secun de la Rosa no tiene doble nacionalidad cultural: viene de madre catalana y padre andaluz, pero no es Madrid su lugar predilecto.
Es Barcelona la ciudad que más quiere y donde, a día de hoy, sigue encontrando refugio y conexión emocional.
Panorámica de Barcelona
“Me siento muy afortunado de tener a Barcelona como un oasis al que voy a ver a la familia y disfrutar de todo lo que ofrece”, afirma el actor y director en una entrevista de hace unos años con La Razón.
Aunque reconoce el papel clave que Madrid ha jugado en su carrera —fue allí donde estudió interpretación y se formó como artista—, no entra en rivalidades absurdas: “Madrid es una ciudad súper acogedora que respeta la cultura de otras partes”.
A sus 13 años ya se sintió fascinado por la capital, pero fue en Nou Barris donde se sembraron las primeras semillas de su vocación.
Acceso principal al mercado de Canyelles
Barcelona, raíz emocional y artística
Nacido en el barrio de Canyelles, Secun creció entre bloques humildes, cine popular y calles que le enseñaron a observar.
Aquella infancia en el extrarradio de Barcelona, entre juegos, películas y vida de barrio, está muy presente en su forma de contar historias.
“Siempre quise contar historias. Ver cine era una de las pocas cosas que unía a ricos y pobres, a jóvenes y mayores”, recuerda en la entrevista citada.
Imagen de archivo de una sala de cine
Esa pulsión narrativa lo llevó a los escenarios madrileños, primero como actor y después como autor y director.
Desde la sala Triángulo al teatro Alfil, su trayectoria es el reflejo de un proceso personal y artístico. “Descubrí que era capaz de actuar y contar a la vez”, dice.
Las piscinas de la Barceloneta, una vuelta a casa
Hace dos años, Secun de la Rosa presentó en Madrid Las piscinas de la Barceloneta, una obra que remite a sus orígenes, aunque la escenifique en la calle Barquillo.
Es un monólogo íntimo, construido sobre la memoria del barrio, que pone en valor la cultura popular y los espacios comunitarios.
Imagen de archivo del barrio de la Barceloneta
No es casualidad que situara la acción en la piscina de sal frente al mar, un lugar real que, en los años 70, era punto de encuentro entre vecinos, marineros y artistas. En sus palabras, “un espacio libre, de mezcla y transformación”.
La Barceloneta le permite hablar de cómo las personas cambian, se descubren y evolucionan, una constante en su obra: “Siempre me inspiro en personas que se han cambiado el anorak y han aprendido, ya sea a nivel emocional, de lucha o de identidad”.
Independencia creativa y compromiso cultural
Secun no solo defiende sus raíces. También reivindica una forma concreta de estar en el mundo artístico: la independencia. “Tengo una máxima: entender que ser independiente significa no depender del Estado”, afirma con rotundidad.
No cree en el término “alternativo” porque “te obliga a elegir”. Prefiere “independiente”, como Off Broadway en Nueva York o el Soho de Londres, donde la libertad creativa va de la mano de la autogestión.
Esa filosofía la aplica también a su trabajo: ha participado en producciones populares como Aída o El Bar, pero nunca ha renunciado a proyectos pequeños, personales o arriesgados.
“He hecho cosas que han llegado a mucha gente, pero también me gusta la profundidad y el criterio”, asegura. Para él, el éxito no está reñido con la autenticidad: “Lo particular acaba siendo universal”.
Un puente entre dos ciudades
A día de hoy, Secun sigue considerando Madrid “la ciudad más maravillosa del mundo para andar”, y recorre a diario rincones como el Jardín Botánico, el parque de la Bombilla o la Cuesta de Moyano.
Pero es en Barcelona donde encuentra su eje vital. Allí nacieron sus primeras inquietudes, su mirada crítica y su sentido del humor. “Siempre que puedo, vuelvo”, dice, con la certeza de quien sabe de dónde viene y hacia dónde quiere ir.
Madrid lo ha visto crecer como artista. Barcelona, en cambio, sigue siendo su casa.