El viejo teatre de Sarrià, oculto en un edificio

El viejo teatre de Sarrià, oculto en un edificio Inma Santos

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El barrio de Barcelona que fue un pueblo y conserva una joya que resistió a la Guerra Civil: oculta en un edificio

Dos pequeños dragones de forja son la única pista que delata el tesoro cultural que se esconde tras una puerta anónima en la calle Major de Sarrià

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Si paseáis por el corazón del antiguo pueblo de Sarrià, por esa arteria principal que es la calle Major, es posible que paséis de largo por el número 117.

Su fachada de color ocre, sobria y residencial, no grita a los cuatro vientos el tesoro que esconde. Pero deteneos un momento. Levantad la vista.

Dos pequeños dragones de forja, convertidos en farolas, os observan desde lo alto, flanqueando dos balcones. Son los guardianes silenciosos de una historia increíble, la del Teatre de Sarrià.

Auténtico teatro 'a la italiana'

Pocos imaginan que tras esas puertas de madera y esa apariencia discreta, no hay una vivienda más, sino un auténtico teatro a la italiana, un pequeño Romea en miniatura que es el alma cultural del barrio desde hace más de un siglo. Y lo más fascinante es que su historia no empezó entre butacas de terciopelo, sino en un corral.

Exterior del Teatre de Sarrià en la calle Major

Exterior del Teatre de Sarrià en la calle Major Google Maps

Corría el año 1905 cuando la Acadèmia Josefina, una institución parroquial con una creciente afición por el teatro, se instaló en este lugar.

La familia Mumbrú, propietaria del solar, les cedió el espacio, que por aquel entonces no era más que el patio y el corral del señor Vallet. Con el entusiasmo de los vecinos, aquel espacio para animales se transformó en un primer y modesto escenario.

Construcción de un teatro nuevo

Pero Sarrià bullía de actividad cultural. El éxito de obras como L'Estel de Natzaret (que hoy suma más de 100 años en cartel) y el nacimiento del Orfeó Sarrianenc en 1919, que se instaló en el mismo local, dejaron pequeño el humilde teatro.

Las condiciones eran tan precarias que en 1927 se tomó una decisión valiente: derribarlo todo y construir un teatro nuevo y de verdad.

Homenaje familiar a la vista de todos 

El mestre d’obres de Sarrià, Jacint Torner, fue el encargado del proyecto. Su hijo, Josep, trabajaba por entonces en la construcción del Teatre Romea de Barcelona.

El intercambio de ideas entre padre e hijo hizo que el nuevo teatro de Sarrià se construyera a imagen y semejanza del gran teatro del Raval, con su telón de tres pisos y sus escotillones. Incluso se dice que el perfil femenino que adorna el emblema del Orfeó sobre la puerta principal es el de la esposa de Josep, un precioso homenaje familiar escondido a la vista de todos.

Interior del Teatre de Sarrià

Interior del Teatre de Sarrià WIKIPEDIA

La vida del Teatre de Sarrià, o "l'Orfeó" como lo conocían todos, es un reflejo de la historia de la ciudad: un faro de libertad durante los años 20, silenciado durante la Guerra Civil --cuando la inscripción "Orfeó Sarrianenc" de su fachada fue borrada-- y amenazado de cierre en la posguerra.

Movilización del barrio 

El régimen intentó confiscarlo a través de Educación y Descanso, y la familia propietaria decidió venderlo. El Cine Spring, hoy desaparecido, quiso comprar los terrenos. Pero, una vez más, el barrio se movilizó. La parroquia y un grupo de vecinos consiguieron reunir el dinero, pagar las deudas y salvar su teatro.

Ha superado crisis, denuncias por ruido que llevaron a un cierre temporal en 2001 —y a una movilización vecinal que logró su reapertura—, y ha visto cómo sus butacas se renovaban con las del desaparecido Cine Spring en 1984, en una dulce ironía del destino.

Hoy, el Teatre de Sarrià sigue vivo, latiendo con la misma fuerza gracias a la pasión de grupos de teatro amateur como la Bambolina Negra o el Elenc Teatral JV Foix. Es un crisol de cultura, el alma de un barrio, que se niega a dejar caer el telón.