Barcelona se adentra en un viaje por su memoria ferroviaria. En el marco del centenario del metro de la capital catalana, Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) inaugura este noviembre una exposición única dedicada a los trenes que marcaron un siglo de historia bajo tierra.
Por primera vez, el público podrá visitar cinco convoyes históricos completamente restaurados, instalados en una gran carpa de 1.200 metros cuadrados frente al centro cultural La Farinera del Clot, en el distrito de Sant Martí.
La muestra, concebida como un homenaje a los cien años del suburbano barcelonés, reúne coches de las series 100, 300, 400, 1100 y 3000, piezas clave en la evolución del transporte metropolitano desde la década de 1920 hasta los años 70.
Cada uno ha sido restaurado con precisión artesanal para recuperar su aspecto original: madera pulida, asientos de época, mandos mecánicos y la iluminación característica de cada etapa.
Uno de los convoyes del metro de Barcelona restaurado
Un viaje inmersivo a los orígenes del metro
El recorrido permitirá a los visitantes entrar en los trenes y descubrir su interior, a través de pasarelas accesibles y rampas adaptadas que garantizan la accesibilidad universal.
La ambientación sonora y lumínica recreará el ambiente de los primeros trayectos del metro, cuando el ruido del motor eléctrico y el olor a aceite eran inseparables del día a día de los barceloneses.
La exposición contará también con paneles informativos, material audiovisual y fotografías inéditas procedentes del archivo histórico de TMB y de colecciones particulares.
Tren de la serie 300 en una estación del metro de Barcelona en 1973
Símbolo de modernidad
El metro de Barcelona nació el 30 de diciembre de 1924, cuando se inauguró el primer tramo entre las estaciones de Catalunya y Lesseps, conocido entonces como el Gran Metro de Barcelona. Aquel primer recorrido, de apenas dos kilómetros y cuatro estaciones, marcó el inicio de una nueva era para la movilidad urbana en la ciudad.
Con andenes decorados con cerámica, el metro simbolizaba el progreso y la modernidad de una Barcelona que crecía a ritmo industrial.
El proyecto nació con la ambición de conectar el centro con los nuevos barrios del Eixample, sentando las bases de la extensa red subterránea que hoy supera los 120 kilómetros y transporta millones de pasajeros cada año.
Restauración con valor patrimonial
Los trabajos de recuperación de los convoyes se iniciaron en 2024 bajo la supervisión de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Generalitat, dado que varios de los modelos están catalogados como Bienes Culturales de Interés Nacional (BCIN).
Uno de los trenes del metro de Barcelona restaurado
Los trenes fueron desmontados pieza por pieza para reparar estructuras, suelos, cristaleras y tapizados, respetando siempre los materiales y colores originales. En el exterior, cada unidad luce de nuevo los logotipos y las tonalidades que llevaba durante su último periodo de servicio, devolviendo a la vida un fragmento visual de la Barcelona del pasado.
El espacio elegido para la exposición tampoco es casual. La explanada de la Farinera del Clot, en el corazón del 22@, se ubica en una antigua zona ferroviaria vinculada a la compañía Tarragona-Barcelona-Francia (TBF), precursora del transporte ferroviario catalán. De este modo, el emplazamiento suma simbolismo: un lugar donde los raíles vuelven a ocupar el protagonismo que tuvieron hace más de un siglo.
Cien años bajo tierra, mirando al futuro
El metro de Barcelona, inaugurado el 30 de diciembre de 1924 entre las estaciones de Lesseps y Catalunya, ha pasado de un único tramo subterráneo a una red de más de 120 kilómetros y 189 estaciones, considerada una de las más eficientes de Europa.
El programa conmemorativo del centenario incluye rutas por las “estaciones fantasma”, jornadas de puertas abiertas en talleres de mantenimiento, conferencias sobre ingeniería urbana y hasta una carrera nocturna por los túneles del metro, una iniciativa inédita que busca acercar al público la magnitud del sistema subterráneo.
