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Promoción de viviendas protegidas de la Illa Acer Ayuntamiento de Barcelona

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La brecha del alquiler en Barcelona: hasta 1.700 € de diferencia entre el barrio más caro y el más barato

El precio medio del alquiler vuelve a subir y consolida la desigualdad territorial en plena crisis de acceso a la vivienda

Otras informaciones: El AMB aprueba un plan para construir 600 viviendas públicas de alquiler

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Barcelona vuelve a situarse en el centro del debate sobre el acceso a la vivienda, un asunto que se ha convertido en la mayor preocupación de los ciudadanos por encima incluso de la seguridad o el empleo. La escalada de precios, la falta de oferta asequible y la creciente desigualdad entre barrios han transformado el mercado inmobiliario en uno de los principales focos de tensión social en la ciudad, donde cada vez más familias ven cómo alquilar un piso digno se convierte en un reto casi inasumible.

Los nuevos datos municipales del segundo trimestre de 2025 revelan una realidad cada vez más polarizada: vivir de alquiler en la capital catalana cuesta de media 1.136 euros mensuales, pero la diferencia entre barrios alcanza ya los 1.700 euros.

Mientras que Les Tres Torres, en Sarrià–Sant Gervasi, registra una renta media de 2.236 euros, en el extremo opuesto aparece Baró de Viver, donde el precio medio se sitúa en apenas 537 euros. Dos Barcelonas coexistiendo en el mismo mapa urbano, separadas no solo por geografía, sino por desigualdades estructurales que no dejan de crecer.

Subida del 4,4%

Los 1.136 euros de media reflejan un incremento del 4,4 % respecto al trimestre anterior y reafirman la tendencia alcista que, aunque moderada, se consolida después del ligero respiro que supuso la aplicación del mecanismo estatal de regulación de alquileres en zonas tensionadas. Pese a que los precios siguen por debajo del máximo histórico registrado en el primer trimestre de 2024 (1.193 euros), el mercado ha vuelto a activarse: la demanda se mantiene fuerte, la oferta continúa siendo insuficiente y el número de contratos firmados cae —en esta ocasión un 2,7 %, con 7.411 nuevos alquileres formalizados—, un indicador de presión que no augura mejoras a corto plazo.

Construcción de vivienda en Porta

Construcción de vivienda en Porta Ayuntamiento de Barcelona

La desigualdad territorial es uno de los aspectos más llamativos del informe. Por distritos, Sarrià–Sant Gervasi lidera el ranking con un precio medio de 1.589 euros, seguido de Les Corts (1.322 €) y l’Eixample (1.276 €). En el lado contrario, Nou Barris se mantiene como el distrito más asequible, con un precio medio de 801 euros. La fotografía cambia ligeramente si se analiza el coste por metro cuadrado: Diagonal Mar i el Front Marítim del Poblenou encabeza la lista con 21,8 €/m², mientras que Baró de Viver vuelve a situarse en la parte baja, con apenas 8 €/m².

Un mercado tensionado

Pero más allá de las cifras, la brecha inmobiliaria tiene un impacto directo en la vida cotidiana de los barceloneses. En los barrios más caros, cada renovación de contrato suele venir acompañada de subidas que desbordan la capacidad adquisitiva de muchas familias. En los más económicos, la presión también se hace notar: la llegada de nuevos perfiles de inquilinos empuja lentamente los precios hacia arriba, alimentando procesos de gentrificación y desplazamiento que ya se han visto en zonas como el Poblenou, Gràcia o el Raval durante la última década.

Promoción de vivienda pública de alquiler en Barcelona

Promoción de vivienda pública de alquiler en Barcelona AJ BCN

El mercado del alquiler no es una isla aislada del resto de dinámicas urbanas. La falta de vivienda asequible, el retraso en la construcción de promociones públicas y la lenta llegada de nuevas viviendas de protección oficial son factores que, según urbanistas y economistas, dificultan la contención de precios. Barcelona, que en los últimos años ha apostado por ampliar el parque público mediante la compra de edificios enteros y la cesión de solares a cooperativas, aún mantiene un porcentaje de vivienda pública muy inferior al de otras grandes capitales europeas. Mientras que Viena o Berlín superan ampliamente el 20 %, la capital catalana apenas roza el 2 %.

A esto se suma un nuevo fenómeno: la competencia entre usos residenciales y turísticos. Aunque la ciudad ha limitado los pisos turísticos y reforzado la inspección, la reconversión de viviendas de uso turístico al mercado convencional está siendo mucho más lenta de lo previsto. La tensión sigue ahí, alimentada por inversores interesados en zonas premium y por jóvenes que no pueden abandonar el hogar familiar ante la imposibilidad de asumir un alquiler. El gobierno de Collboni se ha comprometido a acabar con estas viviendas, y ha asegurado que no va a conceder más licencias a partir de 2028.