Preciado 'Elixir' en el Liceu

Acaba el primer tercio de la temporada liceísta corrigiendo un inicio que fue un auténtico desastre. Poco a poco se ha ido reconduciendo para llegar ahora con una producción más que propicia para estas fechas prenavideñas donde ya todas las calles, y el propio Liceu, lucen su decoración. Programar esta conocida producción de Mario Gas de L'elisir d’amore es más que coherente con estas fechas. Obra conocida, divertida y sencilla, interpretada por excelentes intérpretes, con un reparto encabezado por “nuestro” Javier Camarena.

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Nuestro, porque desde su debut en el Liceu en 2012, precisamente con la misma producción en la que ahora participa, hemos podido disfrutar de la maestría de este ganador del Concurso Tenor Viñas en diez ocasiones, casi una por año. Además, en los distintos repartos aparecen otros dos ganadores de nuestro Concurso (Serena Sáenz y Filipe Manu), fuente de orgullo y palanca de aceleración de sus carreras. Felicidades.

Escena de 'L'elisir d’amore', en el Liceu LICEU

Son quince días de función, con tres repartos y dónde Camarena, Pretty Yende y Ambrogio Maestri, los tres pilares internacionales de esta producción, se combinan con talentos jóvenes, varios locales. Eso es, ni más ni menos lo que tendría que hacer el Liceu más a menudo, especialmente en esta época del año y al comenzar y terminar la temporada. No tengo mucha fe en que se haga, pero es justo reconocer que este mes se está haciendo lo que tenía que hacerse con más frecuencia. Poner a la venta más de 34.000 entradas de una producción es un reto que ojalá salga bien.

Un estilo de dirigir

Gracias a tener tres repartos las primeras funciones han podido ser resueltas con los tenores del segundo y tercer reparto cubriendo la baja de Camarena, mexicano de origen y residente en Málaga, a quien parece que el frío de nuestra ciudad no le ha sentado muy bien. Esperemos que se reponga y la primera semana de diciembre pueda actuar con Pretty Yende.

Escena de 'L'elisir d’amore', en el Gran Teatre del Liceu LICEU

La producción es conocida, y querida, y sigue siendo atractiva a pesar de que ya hace unos años que se estrenó. Los cantantes, excelentes, tanto los consagrados como una prometedora Serena Sáenz en el papel de Adina, y la orquesta, bien, dirigida por el venezolano Diego Matheuz, director consagrado en la Fenice y como, Dudamel, está formado en El Sistema, uno de los pocos activos culturales que sobrevive en el país caribeño.

Como Dudamel, lleva el metrónomo un poco acelerado, lo mismo que el volumen, tanto que en algún fragmento la orquesta se come a los solistas. En cualquier caso, se agradecen interpretaciones donde se puede reconocer un estilo de dirigir. La orquesta y el coro, muy bien.

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La obra va de menos a más. Al principio la orquesta puede con los solistas, pero luego todo se armoniza. Destaca el gran Ambrogio Maestri, el perfecto Doctor Dulcamara, papel que borda y al que le da una frescura y alegría inigualable. La ausencia de Camarena fue cubierta en el turno A por un más que eficaz Michael Spyres, quien estuvo obligado a cantar dos días seguidos, algo inusual en un tenor.

Hay que ir

Para ver a Camarena habrá que esperar a estos días de diciembre, donde coincidirá con Pretty Yende, el otro plato fuerte del reparto. Serena Sáenz borda Adina en su debut en el Liceu en la que ojalá sea una brillante carrera. La podremos volver a ver de nuevo a final de temporada, en Falstaff, de nuevo con Maestri.

Escena de 'L'elisir d’amore', en el Liceu LICEU

Buena producción, buen director de orquesta, buenos cantantes… ¡hay que animarse e ir a verla!