El fotoperiodista mexicano, Bernardino Hernández recibe en Barcelona el premio Miguel Gil por su “excelente trayectoria profesional, su valentía y su profundo compromiso con la verdad", según ha señalado la Fundación Miguel Gil Moreno, la entidad que obsequia el galardón.
Bernardino, especialista en captar la pobreza social y la violencia armada, explica que puede hacer una foto violenta pero ética. Por ejemplo, explicando el hecho sin mostrar el rostro de las víctimas, focalizando un detalle y así compone Bernardino su trabajo de documentación visual.
“La juventud de hoy no es como la de antes”, asegura el fotógrafo, “hoy van todos armados” -haciendo referencia a los grupos criminales de Acapulco-, de donde él procede.
Acapulco, considerada la tercera ciudad más violenta del mundo, según datos del 2015; lugar desde donde ha partido Hernández amenazado de muerte hasta Ciudad de México. Bernardino señala a las autoridades mexicana como máximas responsables de la situación “porque no hay alternativas para el futuro de los jóvenes” de esa región, explica. Un lugar donde predomina la batalla por conquistar el control del narcotráfico.
Bernardino desempeña su trabajo en medio de asesinatos, desapariciones forzadas, crímenes organizados, extorsiones, reclutamientos de menores. Acostumbra a llegar a los lugares donde ha ocurrido un suceso antes que los cuerpos de seguridad y en enero de 2018, le confiscaron a “su mujer” (una de sus cámaras, como él las denomina). Perdido ese material y amenazado, se vio obligado a desplazarse a la Ciudad de México, donde reside habitualmente. De entre tanto hostigamiento, Bernardino sobrelleva la profesión de plasmar la realidad marginada y su sensibilidad por la injusticia a base de naturaleza. “Tienes que escoger un lugar para limpiarte espiritualmente porque tantas imágenes violentas contaminan el corazón”, explica.
Su filosofía es simple: ‘dar amor con las fotografías’. Tiene dos fotos que ama especialmente: la de un rayo con el estallido de todas sus raíces y la de un grupo de niños jugando en la sierra entre el lodo y cuches. Potencia natural, espontaneidad e inocencia. La inocencia que recuerda colmado de tristeza por unas fotografías que tomó hace ya algún tiempo: a una embarazada y a tres niños asesinados al lado de su padre.
El fotoperiodista mexicano lamenta haber confiado en algunas personas a las que prestó su cordialidad y que de algún modo, le jugaron una mala pasada. Sin concretar demasiado, Bernardino, hoy se aferra a la curiosidad incesante y su empeño por demostrar una realidad sabida velada por núcleos de poder a todos los niveles. Un estratagema de intereses cruzados que ha roto el tejido social de Acapulco, turístico y “corrompido”.
A día de hoy, hay 78 foto periodistas y reporteros desplazados en México, dice Bernardino y cuando Metrópoli Abierta le pregunta a qué tiene miedo, responde con una mirada penetrante: “perder la luz”. La luz necesaria para capturar el escenario de la pobreza y la violencia desatendida por los diafragmas de algunas personas que gestionan el lugar con el zoom puesto en sus “propios intereses” revelando un futuro negativo para los jóvenes que no ven otra alternativa a formar parte del mismo sistema.
En su fallo, el jurado también ha destacado que "Bernardino Hernández comparte el mismo espíritu de Miguel Gil Moreno en su empeño por documentar a través de sus fotografías el goteo diario de muertes y violencia (en su caso) en el puerto de Acapulco”.
"Un trabajo que comporta grandes dosis de riesgo personal y que le ha llevado a tener que 'exiliarse' temporalmente en Ciudad de México, tras sufrir agresiones y amenazas", ha reconocido la fundación. Para Bernardino, este premio “es un orgullo”, comenta el mexicano.
EL ESCAPARATE DE BERNARDINO HERNÁNDEZ
Periodista autodidacta, Hernández comenzó a trabajar en los diarios locales Trópico, El Heraldo de Acapulco y Milenio, donde se inició como reportero gráfico. De ahí saltó a El Sol de Acapulco, y luego, ya como freelance, ha colaborado con El Sur, la agencia Cuartoscuro y Associated Press.
La Fundación Miguel Gil Moreno también ha querido reconocer el trabajo de los productores que facilitan la realización de reportajes en lugares de conflicto y ha premiado con un accésit el trabajo del iraquí, residente en Noruega, Yaarub Akram, quien ha colaborado mano a mano con la prensa española en Irak.