El Raval, un (repugnante) vertedero sin fin
Los vómitos, la basura, el pis y las jeringuillas desatan la ira de los vecinos
3 septiembre, 2018 10:44La basura sigue acumulándose en el Raval, y la ira de los vecinos, también. Este domingo, tal como ha podido saber Metrópoli Abierta, sus habitantes han amanecido con más suciedad que nunca. La situación, lejos de terminar, se ha intensificado. Vómitos, basura, pis y jeringuillas provenientes de los narcopisos forman parte del paisaje diario en el Raval. Y aunque el Ayuntamiento de Barcelona asegura haber incrementado el personal que se dedica a las labores de limpieza en el barrio, la suciedad sigue estando presente.
En algunos sitios, la ausencia de contenedores provoca que los vecinos dejen las bolsas de basura en el suelo, con el consiguiente mal olor y la aparición de insectos. A todo eso hay que unir la cada vez más habitual y molesto olor de orines que se respira en determinadas calles del Raval, en las que el incivismo genera enormes perjuicios a los habitantes del barrio. Cabe recordar, además, la presencia de los narcopisos que han convertido el barrio en un espacio sin ley.
EL BARRIO MÁS AFECTADO POR LA DELINCUENCIA
De hecho, el Raval es el barrio de Ciutat Vella más afectado por la delincuencia, según ha determinado el Barómetro de Criminalidad del Ministerio del Interior de España. Tal como indican las cifras, los robos y hurtos se han incrementado más de un 20 %, en números redondos. El delito que más crece de todos es el de hurtos: se ha pasado de 19.573 a 24.561.
No le van a la zaga toda la retahíla de robos: de 2.489 a 2.764, los que fueron con violencia, y de 1.631 a 2.031, los que se dieron en domicilios, comercios y equipamientos. El Ayuntamiento reconoce que la tendencia va al alza y se defiende asegurando que este año han destinado 56 agentes más de la Guàrdia Urbana.
LOS COMERCIANTES, LÁS OTRAS VÍCTIMAS
Las críticas se hacen cada día más directas y profundas en relación al actual equipo de gobierno. Los comerciantes, en especial, no entienden esta “dejadez municipal”. Decenas de negocios han ido cerrando en los últimos tiempos, incapaces de seguir trabajando con normalidad, y otros se ven peligrar sus negocios a causa de regulaciones municipales. La situación es deplorable, y el Raval –cada día más– parece un (repugnante) vertedero sin fin.