Cuenta Manel Martínez, vicepresidente de la Asociación de Vecinos la Barceloneta, que el verano empieza con mucha antelación en el barrio de Ciutat Vella. Con la primavera, la llegada del buen tiempo revoluciona el frente marítimo y sus callejuelas y plazas se llenan de gente. Los vecinos alertan que se siguen produciendo fiestas ilegales y aglomeraciones en las playas durante el fin de semana. Una situación, avisan, que puede empeorar en las próximas semanas cuando suba el termómetro. Martínez apunta a un colectivo: los extranjeros, en concreto, europeos que estudian o trabajan en Barcelona.
Los vecinos trasladaron esta preocupación al Ayuntamiento y a los cuerpos policiales en la Taula de Seguretat de la Barceloneta. "Tenemos un problema importante con los extranjeros que se saltan las normas. Los franceses tienen la sensación de que en Barcelona hay más permisividad que en su país", explica el portavoz vecinal. Martínez ilustra el problema de las fiestas en pisos turísticos con un dato facilitado de los Mossos d'Esquadra. Entre noviembre de 2020 y febrero de 2021, las denuncias por molestias relacionadas con estas residencias ha caído un 63%. "Es la demostración que se siguen haciendo fiestas", observa.
PLAN DE CHOQUE
Muchos grupos de jóvenes se reúnen en la playa de la Barceloneta como si la pandemia no fuera con ellos. La asociación de vecinos pide al Ayuntamiento un "plan de choque" en diferentes idiomas para concienciar a los residentes extranjeros sobre la importancia de respetar las distancias de seguridad y el resto de medidas anticovid.
Los datos policiales de la Barceloneta reflejan la tendencia global de la ciudad durante la pandemia: caída en picado de los delitos y aumento de conflictos vecinales por ruidos y molestias. Según los datos de la Guardia Urbana facilitados el lunes a los vecinos, las llamadas a la policía han descendido un 25%. Las denuncias por fiestas en locales han caído un 34%, un dato que para Martínez revela el incivismo persistente de algunos residentes. Los accidentes de tráfico han descendido un 53%.
CAÍDA GENERAL DE DELITOS
Los delitos penales cayeron un 66% entre octubre y febrero, así como todas los tipos de robos (un 73% los robos en comercios cerrados, un 65% en los comercios abiertos, un 59% en los pisos y un 64% los robos con violencia en la calle), acorde los datos de Mossos este lunes. Durante todo 2020, los delitos cayeron un 41% en Barcelona. Los hurtos cayeron un 57,5% con 150 hechos denunciados cada día, y los robos con fuerza registraron un descenso del 31%.
Los puntos negros del incivismo, sobretodo en forma de botellones, son la calle de Almirall Churruca, el parque de la Barceloneta (enfrente del mercado) y la calle de Maquinista. Las reuniones para beber alcohol ocuparon gran parte de la reunión entre vecinos, consistorio y policía. También se alertó de los conflictos entre las bicitaxis y los vecinos debido al incumplimiento de sus conductores de la normas de circulación previstas para estos vehículos de movilidad personal (VMP).
LOS PUNTOS NEGROS DEL RAVAL
Este martes fue el turno de la Taula de Seguretat del Raval, uno de los barrios con más problemas de inseguridad de la Ciudad Condal. Entidades vecinales coincidieron en reconocer el trabajo de Mossos y Urbana y en admitir la estrecha coordinación entre ambos cuerpos. Se señalaron los puntos negros de sobras conocidos por los actores implicados: Sala Baluart, calle de Om, Sant Climent, plaza Folch i Torres, Salvador, Sant Antoni Abad, plaza de Terenci Moix, plaza del Macba y Rambla del Raval.
Toni, un vecino asediado y amenazado por los traficantes del número 9 de la calle de Om, insistió en su cruzada contra los indeseables que okupan, al menos, dos pisos en esta finca municipal. La medida de contratar a un vigilante de seguridad privada que en un primer momento planteó el gobierno de Ada Colau ha quedado desechada. Coches patrulla visitan varias veces durante el día el edificio para supervisar la finca. Pero Toni quiere que los agentes entren en el interior del edificio y comprueben el incivismo con sus propios ojos. "Ahora se han cortado un poco, pero siguen apostándose en la puerta, vigilando quien entra y quien sale, y un menor de edad sigue durmiendo en la escalera", comenta.
LA POLICÍA, SIN APOYO POLÍTICO
Ángel Cordero, de Acció Raval, coincide con Martínez en preocuparse por el posible regreso del turismo en los próximos meses. "Las mafias siguen teniendo pisos en sus manos", alerta. La percepción de esta entidad es que los problemas van a la baja, excepto para aquellos vecinos como Toni que sufren directamente a diario el infierno de convivir con el trapicheo. "En términos generales estamos muy contentos por el trabajo de la policía, pero no vemos a los políticos en la misma dinámica. Nos preocupa cuando vuelva la normalidad", asegura Lluís Gonzlález, de la plataforma Folch i Torres, quien señala que los agentes acostumbran a expresar ,"con la boca pequeña", la falta de apoyo del gobierno municipal. Este vecino apunta a la importancia, dice, de reformar el código penal para terminar con la multirreincidencia.