El 14 de agosto de 2020 Abu, Mazar y Muhammad morían calcinados en un violento incendio originado en el piso de la Barceloneta donde vivían hacinados siete hombres. La mecha del fuego la ocasionaron ocho baterías de litio que alimentan a las bicitaxis, los vehículos a pedales que desplazan a los turistas zumbando por las calles de Ciutat Vella. Un año después de esta tragedia, los vecinos del barrio marítimo denuncian unos bajos reconvertidos en un aparcamiento para una docena de estos vehículos. Reclaman al Ayuntamiento que reaccione y haga algo.
Cuando cae la tarde, el trajín de estos triciclos en la calle de Giné i Partagàs es elevado. Ayudados en muchos casos con una batería eléctrica los cocheros de estas pequeñas carrozas de hierro salen disparados en busca de clientes. Desde hace dos meses, la actividad de estos vehículos de movilidad personal (VM) ha puesto en alerta a los vecinos, una situación que denunció la Asociación de Vecinos de la Barceloneta. "En el bloque viven centenares de familias. Es uno de los edificios más grandes del barrio. Un incendio aquí sería criminal", advierten fuentes vecinales.
EXPEDIENTE MUNICIPAL
Los inquilinos del espacio, un local de unos 70 metros cuadrados, pagan un alquiler mensual al dueño. Las mismas fuentes denuncian que los responsables de este improvisado parking interior derribaron sin permiso la pared maestra del edificio. En la calle borraron las marcas que delimitan los estacionamientos de los vehículos y dibujaron el símbolo que prohíbe aparcar. Tras denunciarlo al Ayuntamiento, el consistorio volvió a pintar las señales.
Los Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana de Barcelona tienen el ojo puesto sobre este local. Urbanos y Bomberos de Barcelona lo han inspeccionado. Estos últimos redactaron un informe hace unas semanas sobre la supuesta peligrosidad del lugar. Con esta información, el distrito de Ciutat Vella ha abierto un expediente "por actividad no ajustada a la licencia" (el local tiene licencia de taller y de almacén) y por la "adecuación de las instalaciones", informa un portavoz de Ayuntamiento que no detalla, sin embargo, qué actividad irregular tiene lugar en ese garaje.
SOLO APARCAMIENTO
Antes de convertirse en un parking de triciclos, estos bajos acogieron una escuela de artes marciales. El suelo es una combinación de parqué y azulejos. Es un espacio amplio y profundo en el que se aprecia el rastro de la demolición de una pared. Desde la entrada del local se atisba, al menos, media docena de vehículos. En una corta conversación con este medio, dos hombres aseguran que todos los conductores tienen las licencias municipales necesarias para operar. "Muy poco trabajo ahora. A las 02.00 horas todo vacío, todo cerrado", comentan.
El espacio tiene un aspecto limpio. Una pequeña cámara vigila la puerta de aluminio, cuya fachada carece de cualquier señalización o cartel que indique que ahí se encuentra un estacionamiento de parkings. Preguntados por la inquietud vecinal por que se repita un incendio como el de agosto, explican que no hay peligro. "Aquí no vive nadie. Solo es un aparcamiento. No se cargan baterías", aseguran. El expediente municipal no implica ninguna sanción. De momento, el consistorio tan solo emplaza al responsable del aparcamiento para que corrija la irregularidad.
LANZAMIENTOS DESDE LOS BALCONES
La Guardia Urbana también denunció al titular del local por adueñarse del espacio de aparcamiento después de pintar en el asfalto y por su propia cuenta una señal de "prohibido aparcar" en amarillo. La calle Ginè i Partagàs es una de las muchas vías del barrio que alterna semanalmente el estacionamiento a ambos lados de la acera. La portavoz de la Asociación de Vecinos de L'Òstia, Loures López, explica que los vecinos estallaron cuando se les impidió aparcar su vehículo en el espacio reservado para residentes, en ocasiones, colocando un cono. Los conductores también aparcan en otras zonas reservadas para los vecinos, quitando espacio al vecindario.
Este garaje ilegal es el último conflicto entre los bicitaxis y los vecinos de la Barceloneta, cansados de la actividad de estos vehículos. "Ponen la música a todo volumen y no nos dejan dormir. Les lanzamos agua desde los balcones", comenta López. Este verano, la Guardia Urbana ha intensificado los controles a estos VMP que acumulan centenares de denuncias en pocas semanas. Solo este domingo, los agentes denunciaron a 164 conductores de triciclos y a 20 de patinetes.
El aparcamiento de bicitaxis está en boca de los policías de proximidad de la zona. Los vecinos tienen indicios de que otro bajo podría acoger otro garaje. "No se puede permitir que estos locales que deberían acoger viviendas se use como un aparcamiento. Hay gente que ha pedido ayudas para instalar su empresa en bajos y no lo ha logrado. Ahora que llegan estos pájaros podrán hacerlo de forma clandestina?", se quejan las mismas fuentes.
NUEVA NORMATIVA
El Ayuntamiento de Barcelona prepara junto a la DGT (Dirección General de Tráfico) una nueva normativa de bicitaxis. En verano, los conductores tienen prohibido circular por el centro de Ciutat Vella, una norma incumplida por algunos conductores, muchos sin licencia, que perjudican a los compañeros del sector que sí tienen la documentación necesaria para trabajar.
La Asociación de Vecinos de la Barceloneta destaca los problemas circulatorios que causan con los peatones y los "atropellos" que han ocurrido en el barrio. Al igual que los patinetes eléctricos, los ciclos de más de dos ruedas tienen prohibida la circulación por las aceras o las zonas peatonales. Si hacen un uso comercial, deben contratar un seguro de responsabilidad civil a terceros. En paralelo la Generalitat tiene previsto regular el sector para definirlo como actividad económica y llenar el vacío legal existente.