El mercado de Santa Caterina, que forma parte del patrimonio cultural de Barcelona, se encuentra totalmente degradado y lleno de grafitis. Y entre ellos sobresalen diversos dibujos de Cobi, la mascota olímpica, presuntamente realizados por su propio creador, el diseñador Javier Mariscal.
Hace unos días, Mariscal pintaba a Cobi en paredes de Ciutat Vella ante las cámaras de betevé. Lo hacía acompañado por el grafitero estadounidense Darryl McCray, alias Cornbread, el mismo que supuestamente vandalizó el gato de Botero del Raval, una escultura que es patrimonio de la ciudad, y sin permiso municipal.
PINTADAS, SUCIEDAD Y ABANDONO
Este sábado, como ha podido comprobar Metrópoli, distintos dibujos de Cobi llenaban los laterales del histórico mercado, tanto en la calle de En Giralt el Pellicer como en la de Freixures. No son las únicas pintadas del recinto, que acumula -parece que desde hace años- numerosos grafitis en puertas y muros. El abandono de la estructura no acaba aquí. Hay también paredes desconchadas, suciedad y presencia de personas sintecho que necesitan una urgente atención social.
Santa Caterina fue el primer mercado cubierto de Barcelona, obra de Josep Mas i Vila en 1848. En 1997, los arquitectos Enric Miralles y Benedetta Tagliabue reformaron el mercado original, que ahora destaca por la cubierta ondulante, formada por 200.000 hexágonos de cerámica de 67 colores diferentes. "El proyecto sólo mantiene tres de las cuatro fachadas originales y levanta un esqueleto de hierro, acero y hormigón que, en el interior del edificio, sobresale entre la estructura de arcos de madera que forman el techo", dice la Generalitat en la página de Patrimonio.
El pasado 23 mayo, este medio se dirigíó al Ayuntamiento de Barcelona para saber si había intención de multar a Mariscal por infringir la Ordenanza de convivencia. Sin embargo, una semana después no ha obtenido respuesta. La normativa, aprobada a finales de 2005, es muy clara sobre los grafitis y prevé un régimen de sanciones por hacer pintadas.
HASTA 3.000 EUROS, SEGÚN LA INFRACCIÓN
Las multas oscilan entre los 120 y los 3.000 euros en función del nivel de la infracción: leve, grave (cuando los grafitis afectan a los elementos de transporte o señales viarias, entre otros) o muy grave (por ejemplo, los grafitis en monumentos o edificios catalogados).
Barcelona tiene un serio problema con los grafitis. Lo reconoce el propio exalcalde de Barcelona Jordi Hereu en una entrevista este lunes en Metrópoli. "Estamos pagando unos años de una cultura social y mediática del se me'n fot. Un ejemplo: ahora los grafitis ya no respetan ni el patrimonio. Alguna cosa tendrá a ver con el mensaje de tibieza de los últimos años. Nos está liderando gente que estaba en contra de la Ordenanza de civismo. La hicimos nosotros. No es una varita mágica, pero era un mensaje de que ciertas cosas no se podían hacer".
4,6 MILLONES DE EUROS AL AÑO EN QUITAR PINTADAS
El Ayuntamiento gasta cada año 4,6 millones de euros en limpiar pintadas. En 2019 se quitaron casi 400.000 metros cuadrados de superficie de grafitis del espacio público. A lo largo de últimos meses, este medio ha denunciado la presencia de pintadas en varios espacios de la ciudad, como la biblioteca Jaume Fuster de Gràcia o la escultura Los cubos de la Barceloneta. Ambos, tras la denuncia, se limpiaron.