Los vecinos del Gòtic denuncian un aumento de la inseguridad tras la aparición de nuevos narcolocales en el barrio. El pasado 29 de mayo okuparon un inmueble situado en el número 6 de la calle de Rauric, que comparte pared con el mítico comercio el Ingenio. Esta tienda tiene más de 186 años de historia en Barcelona que cerró sus puertas en 2019.
El establecimiento forma parte del programa Amunt Persianes, que pretende relanzar la actividad de varios comercios de la ciudad. Desde hace más de cuatro años, el Ingenio está completamente dejado. La fachada del inmueble incluye elementos arquitectónicos de valor patrimonial y un poema de Joan Brossa que, está llena de grafitis.
Una de las modalidades de okupación más típicas del Gòtic es la de las plantas bajas, que actúan con el mismo modus operandi que los narcopisos. La proliferación de estos espacios, sumado al estado de abandono del Ingenio, provocaron que el pasado 29 de mayo, un grupo de delincuentes okuparan los bajos de una finca de vecinos que comparte fachada con el emblemático negocio. "Tenemos muchas sospechas de que trapichean y se dedican a robar bicicletas", aseguran fuentes vecinales a Metrópoli.
Asalto frustrado en el Ingenio
La madrugada del pasado 16 de junio los vecinos se despertaron, ya que saltó la alarma del Ingenio. Desde un primer momento, sospecharon que se trataba de un intento de okupación y llamaron inmediatamente a la policía. Cuando los agentes se desplazaron hasta el lugar de los hechos, comprobaron que la puerta estaba forzada, pero que, afortunadamente, no habían conseguido entrar.
Tras este asalto frustrado, el Ayuntamiento de Barcelona ha agilizado el proceso para reabrir el Ingenio: "Mantenemos cerrado el local con alarma y en breves comenzarán las reformas para que se pueda albergar una nueva actividad", aseguran.
Una modalidad delictiva similar a la del Raval
La peculiaridad del narcolocal que comparte pared con este comercio histórico es que tiene una modalidad delictiva muy similar a la que hay en el barrio vecino del Raval. Tal como avanzó este digital hace unos meses, en el Arc de Sant Agustí hay un mercadillo ilegal de bicis robadas en el que, además de dedicarse a la compraventa de estos vehículos, también trafican con droga. Es precisamente esta la situación que se vive en esta planta baja. Eva Vila, miembro de la plataforma vecinal Fem Gòtic, asegura que tiene sospechas de que, aparte de ser un almacén de bicis robadas, las venden como si de un mercadillo ambulante se tratara.
Demostrar este delito de recaptación no es tarea fácil. Las bicicletas suelen tener un código para identificarlas en caso de ser perdidas o robadas, pero sus dueños pocas veces lo conocen. Por lo tanto, no pueden poner la denuncia correspondiente. Los delincuentes son conscientes de ello y, en la gran mayoría de casos, tienen las espaldas cubiertas. "Idas y venidas constantes para vender las bicis robadas, muchas de ellas las utilizan para esconder las drogas que tienen que transformar. El precio es obtener su dosis y el pase se ejecuta en medio de la calle", lamenta Fem Gòtic en un hilo de X donde han explicado la situación límite en la que se encuentran.
Narcolocales en el Gòtic
Este no es el único narcolocal que ha abierto recientemente. En el número 27 de la calle de los Còdols hay otro que funciona de la misma manera, utilizando las bicis robadas como gancho para ejecutar su ilícito negocio. Esta proliferación de inmuebles okupados ha venido acompañado de otro fenómeno típico del Raval que se empieza a dejar ver en este barrio de Ciutat Vella: la presencia de jeringuillas de heroína, sobre todo en la calle de Rauric, asegura la entidad. "Los vecinos estamos desesperados. Barcelona está fatal y este barrio está perdido", lamentan.
A toda esta situación hay que sumarle la presencia de los punteros --los camellos que venden droga a pie de calle-- que en los últimos meses han intensificado su actividad. Además, tal como han denunciado en el último Consell de Barri, cada vez hay más caras nuevas y actúan con más agresividad contra los vecinos que se atreven a plantarles cara.
"Queremos explicar que los vecinos de esta misma calle hace pocos meses vivieron la misma situación con otro narcolocal que ha sido fue cerrado. De nuevo vivir esta pesadilla agrava la angustia, el miedo y revive lo sucedido hace meses", concluye la entidad, que prevé un verano "complicado" en el barrio.
La lucha policial contra los narcopisos
Los Mossos d'Esquadra no pueden facilitar datos de los narcopisos activos para no entorpecer las investigaciones, pero explican que no han detectado un repunte de esta tipología delictiva en el Gòtic. No obstante, tal como relatan a este digital, una de sus prioridades es acabar con este complejo problema de salud pública con tanta presencia en Ciutat Vella y animan a todos los vecinos afectados a que interpongan las denuncias correspondientes.